Julio Villafuerte Osambela

Corriente de El Niño, fenómenos El Niño, La Niña, Niños internacionales (3.4, Niño 1+2), Niño Modoki, Niño Canónico, Niño Godzila y Niño Andino. Ahora crean uno más: el Niño Costero. ¡Ah! y a estos inclúyanles sus categorías: neutro, débil, moderado, fuerte, extraordinario. ¿Cuándo tendremos un verano “normal”?

Cuando la sociedad confundida reaccione y digamos por qué tantos fenómenos, van a decir que todo es causado por el calentamiento global o el cambio climático, porque no quieren reconocer sus errores.

Pensemos lo contrario. No nos preocupemos ya por el nombre que tenga. Lo más importante es salvar vidas, aprovechar el agua en su máxima expresión y mitigar con mayor precisión los efectos de la madre naturaleza. Esto es mucho más difícil que bautizar y rebautizar fenómenos, manoseados por algunos científicos que lo que hacen al final es confundir a la sociedad, a los que toman decisiones para el país y a los inversionistas.

El génesis del fenómeno El Niño es milenario, pero su investigación, novel. Nos falta mucho para conocerlo. Según fuentes nacionales e internacionales, en los últimos 60 años han ocurrido 53 fenómenos de El Niño o La Niña, en cualquiera de sus categorías. Esto quiere decir que el evento, en estos años, tuvo un porcentaje del 88% de incidencia y solo en la diferencia, o sea en siete años, han sido años “normales”.

A eso sumemos que ahora, con el nuevo Niño Costero, de estos siete años, mínimo han ocurrido tres eventos de la misma categoría. Esto quiere decir que en solo cuatro años de 60 hemos tenido años “normales”, con lo que se hace casi imposible tomar decisiones.

Habrá miles de respuestas, quizás validas, pero la ciencia fue creada para facilitar la vida de los seres humanos y lo que nos rodea, no para confundirnos en los diferentes campos de la sociedad. Dejemos de trabajar como islas y saldremos de esta. Urge avanzar con la investigación científica.

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