Esta semana hemos sido testigos de la incapacidad del Estado para atender una emergencia. 62 muertos, 11 desaparecidos, 170 heridos, 62,542 damnificados. El Perú tiene enormes problemas de gestión pública que se ven reflejados en la baja calidad de los servicios y en la gran brecha de infraestructura. Lo que estamos viviendo es producto de una mala gestión pública. No de falta de dinero, no de la mala suerte. Si tuviésemos infraestructura de calidad y planes de emergencia, el impacto sería mucho menor. Si todos los años se repiten los mismos fenómenos naturales -con mayor o menor intensidad-, es inaceptable que el Estado no esté preparado para responder. La responsabilidad recae en la falta de capacidad de los funcionarios públicos para diseñar, implementar y administrar planes de inversión en infraestructura. También hay responsabilidad por ausencia de liderazgo. El Perú necesita invertir $8477 millones en infraestructura hidráulica, $12,252 millones en agua y saneamiento y $18,944 millones en salud (EGP UP). El puente Talavera colapsó porque fue mal diseñado y mal construido. No como sostiene el alcalde Castañeda, porque “la ingeniería es superada por la naturaleza”. Luego de los huaicos en el sur del país en enero, ¿se limpiaron los cauces de ríos y huaicos? ¿Por qué no se hizo el monitoreo debido para poder evacuar a las familias? ¿Por qué tenemos a las Fuerzas Armadas en inamovilidad en lugar de tenerlas trabajando en zonas de emergencia? ¿Cómo es posible que cientos de personas arriesguen sus vidas al cruzar vías inundadas? Julio Kuroiwa sostiene que ya desde enero había informes que mostraban que estábamos frente a un Niño costero. Pero no solo eso, desde 1998 el Perú tiene un mapa de amenazas múltiples que incluye a 170 ciudades y, sin embargo, ¡no es utilizado! En 1997, la quebrada Pedregal se llenó de rocas enormes y mató a 70 personas. Hoy en ese mismo lugar se han construido casas. ¿Quién va a asumir la responsabilidad? Esta emergencia llega cuando las nuevas proyecciones de crecimiento económico nos ponen entre 2.5% y 3.3%. Insuficiente para continuar con la reducción de pobreza, el cierre de la brecha de infraestructura ni para ampliar programas sociales. Recordemos que tenemos una clase media vulnerable, que logró escapar de la pobreza en años recientes, pero que ante cualquier eventualidad podría volver a caer en ella. Y que 23% de peruanos aún viven en pobreza y son los más afectados por los desastres naturales.