Día tras día vemos los devastadores efectos de los huaicos, desbordes y lluvias que afectan gran parte del país. Hemos sido testigos los peruanos de graves daños en Chaclacayo, Chosica, Ricardo Palma, San Juan de Lurigancho, Ica y Chiclayo. Pero hasta el momento nadie desde el Estado se hace responsable por la falta de un aviso oportuno que pudo haber permitido tomar medidas destinadas a mitigar las consecuencias de estos eventos naturales.

Desde 2015 nos alertaron que para fines de ese año e inicios de 2016 se vendría un fenómeno El Niño de gran magnitud y se destinaron millonarios recursos para defensas ribereñas y demás acciones destinadas a reducir los devastadores efectos esperados. Bueno, al final nada pasó y habría que ver en qué se usó la plata, pues parece que poco o nada se hizo, si tenemos en cuenta que apenas un año después llegaron las lluvias y desbordes sin aviso y provocaron lo que hoy vemos.

Hace pocos días obtuvimos un oficio enviado por el congresista Marco Arana a la ministra del Ambiente, Elsa Galarza, pidiéndole explicaciones sobre por qué su sector, que tiene a su cargo el Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología (Senamhi), no fue capaz de alertarle al país sobre lo que se venía en este verano. Me parece que la consulta del legislador resulta muy pertinente, sobre todo si hace apenas una semana recién nos dicen que estamos ante un “Niño débil”.

Hoy vemos al presidente Pedro Pablo Kuczynski, a sus ministros, a los alcaldes y a todas las autoridades caminando sobre el lodo y llevando ayuda a los miles de afectados, pero habría que preguntarse por qué nadie fue capaz de prevenir lo que se venía, tal como se hizo en 2015 -aunque en vano-, si la tecnología lo permite. Incluso hoy, a diferencia de otras épocas, tenemos un satélite propio operando, según nos dijeron a los peruanos para adelantarnos a este tipo de contingencias.

Por estos días es necesario ayudar a la población que sufre los estragos de las lluvias y desbordes que afectan viviendas, carreteras y zonas de cultivo. Todos los esfuerzos del Estado deben estar dirigidos a ellos. Pero eso no quita que se exijan las explicaciones a los responsables de dar las alertas sobre lo que iba a suceder desde el inicio de la temporada de lluvias en la sierra, pues tengamos en cuenta que esto recién empieza.

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