Han pasado más de 15 años de la tragedia de Mesa Redonda, que costó más de 450 vidas, y queda claro que no hemos aprendido la dura lección, pues en la mañana del lunes último un nuevo siniestro en la misma zona del Cercado de Lima ha dejado en evidencia que a los comerciantes les importa un rábano acatar las normas sobre seguridad, mientras que la autoridad municipal anda pensando en cualquier cosa antes que en ir a poner orden a fin de evitar nuevas tragedias.

Y claro, ahora comienzan a pelotearse las responsabilidades. Que la culpa la tiene la municipalidad, o el Poder Judicial que da amparos a comerciantes sin licencia, o el Congreso y el Gobierno por no derogar la norma que da vigencia indefinida a los certificados de Defensa Civil, algo de lo que ya se habla desde el siniestro de Larcomar. No obstante, todo sigue igual en una ciudad que debió tomar medidas drásticas tras enterrar a 450 personas hace 15 años.

Llama la atención que, como recogen los medios de prensa, algunas de las personas perjudicadas por el incendio del lunes en la galería La Cochera sean las mismas que quedaron afectadas por el siniestro de diciembre de 2001, cuando las llamas se iniciaron por la aparente manipulación de artículos pirotécnicos prohibidos que, para mayor ironía, se siguen ofreciendo desde esa fecha como si nada hubiese pasado. En la última Navidad, esta venta de productos ilegales fue evidente.

Cada fin de año hay homenajes a los muertos, lamentos, pedidos de indemnizaciones, broncas entre asociaciones de deudos, mea culpas y todo lo que suele haber el día en que se cumple un año más de la tragedia de Mesa Redonda. Sin embargo, al mismo tiempo, la zona sigue funcionando sin las más elementales medidas de seguridad, como ha quedado demostrado el lunes, en que vimos material inflamable guardado en lugares inadecuados, vías bloqueadas y falta de agua.

Si tenemos comerciantes que insisten en exponerse, entonces toca a la autoridad edil hacer su trabajo para prevenir tragedias. De nada vale que mañana o pasado la Municipalidad de Lima llegue a poner sus letreros de “clausurado” en la galería La Cochera, cuando eso debió hacerlo antes. Las calles del Centro de Lima no pueden seguir siendo tierra de nadie. Y a propósito, ¿qué dice de todo esto el alcalde Luis Castañeda?