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El remezón que ocurrió en los últimos días en la bancada de Peruanos Por el Kambio, sucedió antes en Fuerza Popular y parece que vendrá en breve en el Frente Amplio. Voces discordantes y confrontaciones han generado rupturas al interior de las dos primeras agrupaciones políticas y mucho ruido político.

Sin embargo, los congresistas no pueden detenerse en estos problemas y escaramuzas, deben recordar que hay un país provisto de valores, objetivos y esperanzas. Y si bien es cierto, el individualismo es característica fundamental de los políticos, en estos momentos hay que anteponer los intereses de la gente antes que los suyos.

En este tema tan sensible de las disputas y los puntos de vista diferentes, lo mejor sería no obedecer a la ley del sentido propio sino al de todos. Solo así habrá equilibrio y productividad en el Congreso.

Hay que tener en cuenta que en cada grupo político democrático, unos imponen su criterio, avalado por la mayoría, y otros acatan. El respeto a estas decisiones debe estar al margen de las tormentas de antagonismo que desembocan siempre en fricciones, calificaciones y hasta amenazas. Cuando las pasiones hablan, todo se vuelve confuso. Cuando se echa la culpa a otro lo único que se hace es pretender sentirse más limpio.

Los congresistas iniciaron este periodo con el objetivo de mejorar la imagen del Legislativo. Por lo tanto, deben hablar menos del adversario, que hablen de ellos y que se superen a sí mismos, que trabajen para darle soluciones a la población.