Al cierre de esta columna, la situación de Todos por el Perú, la agrupación que ha lanzado a Julio Guzmán a la Presidencia de la República, era totalmente incierta, pues depende del pleno del Jurado Nacional de Elecciones (JNE) si sigue o no en carrera por un tema que si bien es netamente formal en su inscripción, es claro que no se siguieron las normas internas del partido y los plazos legales para la elección del candidato.

El equipo legal de la agrupación de Guzmán se ha defendido con todo, argumentando que los errores iniciales, admitidos por ellos, fueron subsanados; y solo habrá que esperar la decisión del JNE, que está entre eliminar de plano o dar luz verde a la candidatura de quien en este momento ocupa el segundo lugar en la encuesta de CPI que publicamos hoy en Correo, y en la de Datum que se difundió ayer en otros dos medios escritos.

Recordemos que no sería la primera vez que se deja fuera de carrera a un postulante de peso. En las elecciones regionales y municipales de 2010, el JNE le bajó el dedo a uno de los candidatos a la alcaldía de Lima, Álex Kouri, pese a que tenía un lugar expectante en las encuestas de ese entonces. El problema de este caballero fue que no pudo acreditar que vivía en Lima el tiempo suficiente para aspirar a ser su burgomaestre.

Quienes ven el asunto desde un punto de vista netamente formal -y también los rivales políticos que desean bajarse a uno de los 19 postulantes con la esperanza de captar sus votos- opinan que se le debe bajar el dedo al candidato Guzmán sin más vuelta que darle al problema. Los otros señalan que por un tema administrativo no se debe privar a los peruanos de elegir al presidente que deseen. Creen que los partidos se deben ganar o perder en la cancha, y no en la mesa.

Será el JNE el que tendrá la última palabra en este asunto que atrae la atención de todos los peruanos, ojalá sin presiones de uno u otro lado, y sin temor a las reacciones y a los medios de comunicación, que de una u otra forma también participan activamente en esta contienda. La salida de Guzmán de hecho redibujaría todo el panorama en esta primera vuelta, pero eso no debe importarle a los jueces electorales, sino solo el estricto respeto a la legalidad.