Lamentablemente, tras la infame marcha del grupo terrorista Movadef por las calles de Lima el 1 de mayo último, la pita se ha roto por el lado más débil con el cambio del hasta ayer jefe de la Región Policial de Lima, general PNP Gastón Rodríguez, cuando en realidad el gran problema es que desde hace varios gobiernos no existe una política integral de lucha contra la gente que pide la libertad de Abimael Guzmán y todos sus secuaces.

El Ministerio del Interior, cuyo titular Carlos Basombrío podría ser interpelado y hasta censurado por dicha movilización, ha optado por remover al responsable de la seguridad de la capital, quizá para calmar los ánimos de los fujimoristas y de quienes cuestionan su labor. Sin embargo, el problema no ha estado en el despacho del general Rodríguez. El asunto es más político, o más bien de falta de voluntad política para erradicar al Movadef, al Fudepp y otros grupos de fachada.

Si el ministro Basombrío y el director general de la Policía Nacional, general PNP Vicente Romero, no se han puesto de acuerdo en si la movilización de los del Movadef por las calles de Lima ha sido apología del terrorismo o no, ¿cómo entonces los mandos operativos y medios sabrán cómo actuar ante esta gente que se mueve en el límite de la legalidad al saber que desde hace 15 años no hay un solo sentenciado por el citado delito?

Acá el gran problema es que la ley que supuestamente combate la apología del terrorismo es ambigua y, como hemos visto en los últimos días en los medios, ni los más connotados juristas se ponen de acuerdo en si es posible o no arrestar a quien sale a la calle a pedir la libertad del carnicero Guzmán. Entonces el problema está en la ley, que debe ser mejorada o cambiada por otra mejor por el Congreso, si es que existe la voluntad política de hacerlo.

Es labor de los políticos dar a la Policía las herramientas necesarias para acabar con los grupos terroristas y con el trabajo que hacen para ganar adeptos. En lugar de lavarse las manos y culpar al general, al comandante o al teniente por lo que no sale bien, desde el Poder Ejecutivo y el Congreso se debe trabajar por normas claras para que los Manuel Fajardo y Alfredo Crespo vayan a parar adentro si vuelven a burlarse de los peruanos como lo hicieron en el Día del Trabajo.