“Estuvo tranquila. En realidad mi mamá quería irse rápido, también que estuviéramos con ella a su lado, y así fue”, cuenta Luigina Tuccio, hija de la actriz peruana Saby Kamalich, quien falleció a los 78 años el pasado 13 de setiembre en ciudad de México, donde radicaba desde hace más de cuatro décadas. La noticia de su muerte, si bien se difundió inmediatamente gracias a las cada vez más influyentes redes sociales, ocupó al día siguiente lugares muy discretos en la prensa local y latinoamericana, que reseñaban la partida de una veterana actriz que además de tener una destacada carrera en televisión, cine y teatro, había sido la protagonista de la versión más internacional de Simplemente María, telenovela escrita por la argentina Celia Alcántara y producida por el canal peruano Panamericana Televisión a finales de los años sesenta. Hasta allí el tributo, el recuerdo, la reseña fría que no merece. Y es que la partida de Saby Kamalich, una de nuestras actrices más internacionales, no solo es un gran pérdida para su familia y quienes aplaudían sus apariciones televisivas, sino que significa el adiós a una de esas emblemáticas mujeres detrás de esas heroínas de un género que se niega a desaparecer ante el embate de nuevas tendencias y contenidos que colocan a esos personajes entrañables en un lugar expectante; casi en la puerta de salida. Saby Kamalich logró que María Ramos fuera creíble, tuviera rostro y coraje. Esa empleada del hogar que se convierte en una famosa diseñadora de modas en Simplemente María fue la creación de la actriz y el inicio de una serie de otras que poblaron la ficción latinoamericana. Saby hizo soñar a millones de mujeres con un futuro mejor, las llevó de la mano para contarles una historia que las sacaba de la rutina y en medio de la desesperanza les hacía creer en príncipes azules. Para unos escapismo, manipulación; para muchos, los sueños precisos para matizar la vida. Doña Saby Kamalich fue la mamá de todas. Muchos años después Verónicas, Lucías, Thalías o Luceros cerraban calles, armaban alborotos con su presencia, pero antes la peruana había sido recibida hasta por presidentes de la República y su matrimonio en la ficción hizo cerrar varias calles a la redonda. Una actriz que supo mantenerse en la industria, y siempre agradeció al género de la telenovela su popularidad y vigencia, nos dejó. Saby Kamalich es parte de la historia de la televisión, y así hay que recordarla siempre.