La burbuja puesta en el debate sobre si los Juegos Panamericanos 2019 deben realizarse o no en el país parece haberse desinflado; ahora el tema en cuestión es si puede o no el Gobierno con la reconstrucción de las zonas afectadas por El Niño costero. Para eso debe esperar que calme la marea, sin descuidar el control del aparato estatal.

Por ahora, esta gestión de Pedro Pablo Kuczynski ha mostrado cierta reacción con respecto a la ayuda necesaria que reciben los damnificados de la zona norte del país. Enviar a ministros a las regiones afectadas en representación del jefe de Estado es una buena propuesta, pero también debe cuidar sus extremos.

Sin afectar el honor de las personas que puedan sentirse aludidas, hay un adagio popular que pregona que “cuando los gatos salen de casa, las ratas hacen la fiesta”. Sobre este tema, podemos exigir que el Gobierno vigile mejor su administración mientras el pelotón ministerial se encuentra en la primera fila del combate.

Por eso es que indigna a los peruanos ver personajes como la saliente viceministra de Agricultura, Eufrosina Santa María, quien despachaba a su antojo mientras su entonces jefe estaba atendiendo las necesidades de los pobladores en emergencia. Vale preguntarse quiénes y cómo laboran los altos funcionarios del Estado en estas circunstancias. ¿Hay un real control?

Consideramos que el Gobierno tiene cómo afrontar este fenómeno natural, que pese a todo tiene apoyo político por su reacción frente al desastre. Pero no debe pestañear ni pecar de confiado sobre sus funcionarios cuando miles de peruanos necesitan ahora más que nunca un Estado eficaz, inclusivo y sensible.

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