Ese fue el tuit enviado por Nadine Heredia desde su Blackberry el 19 de octubre de 2011. Hoy le toca hacer frente a las acusaciones y demostrar que es consecuente con lo que señaló.

Por los escándalos presentados, podemos afirmar que la política peruana ya tocó fondo (ayer el Congreso rindió homenaje a “Melcochita”). Poco o nada parece haber cambiado pese a los sucesivos cambios de gobierno, a las reformas y a las promesas de gobernar con honestidad.

Una de las principales causas de haber llegado a este nivel es la falta de compromiso del empresariado exitoso e íntegro con la política nacional. Ver la situación desde el balcón y criticar a los políticos ha sido la regla general. El trabajo hecho desde la sociedad civil ha sido insuficiente para producir un cambio de verdad.

Hace unos años, Reflexión Democrática se creó con ese propósito: elevar el nivel de la política y fortalecer las instituciones convocando a los mejores de las diferentes tiendas políticas y preparándolos para hacer bien las cosas. Los únicos requisitos: capacidad profesional e integridad personal. Ese ha sido uno de los pocos pero meritorios esfuerzos por tomar al toro por las astas.

Para construir un mejor Parlamento e instituciones de las cuales podamos sentirnos orgullosos y una clase política de verdad, es necesario entender que no cambiará a menos de que todos nos comprometamos y los mejores se animen a participar.

En lo que respecta a la crisis en la que se encuentra el Gobierno, el presidente Ollanta Humala y Nadine Heredia deben demostrar que ellos y sus más cercanos colaboradores sí han caminado derecho. De lo contrario, políticamente están perdidos.