Ya son seis semanas del inicio de las protestas violentas en la provincia de Islay, Arequipa, específicamente en el valle de Tambo, donde un grupo de personas se expresan contrarias al proyecto minero Tía María, mientras que otros vecinos viven en medio de dos fuegos.

¿Hasta cuándo durará este problema sin solución alguna por la falta de diálogo?

Solo el tiempo lo dirá, empero las protestas, que tienen sitiados a los distritos de Cocachacra, Deán Valdivia, La Punta y Mejía, empeoraron en los últimos 12 días cuando grupos de seudomanifestantes, en su mayoría llegados de otras regiones, generaron el caos y desorden, todos ellos imponen como principal ingrediente la violencia y el terror, habiendo logrado convertir el valle en “zona liberada” sin que los casi mil efectivos destacados, que se encuentran con los brazos cruzados, no pueden usar sus implementos antidisturbios, pues saben que cualquier intervención les generará problemas posteriores.

El gobierno busca por todas maneras restablecer el diálogo, sin embargo la intransigencia de parte de los manifestantes se mantiene y no se avizora alternativa de solución en los siguientes días.

Esta semana debe ser decisiva para el problema que comienza a expandirse y por ello el llamado de los diferentes grupos políticos a restablecer el diálogo es prioritario. Esperemos informar, cuanto antes, que el humo blanco de la paz y tranquilidad llegó a la zona. Basta de violencia que divide a pueblos hermanos.

El país quiere unidad y no divisionismo.