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La excandidata presidencial Verónika Mendoza fue entrevistada el martes último por la cadena chavista Telesur, donde señaló que el terrorismo en el Perú ha sido derrotado militar y políticamente y culpó al fujimorismo de “revivir artificialmente” esta lacra para ganar poder “sobre la base del miedo”, con lo cual la excongresista humalista no hace más que confirmar que la izquierda sigue ciega y tibia frente al accionar de Abimael Guzmán y sus asesinos.

En realidad, las declaraciones de la excandidata presidencial no deberían sorprender a nadie si recordamos, por ejemplo, la postura de la izquierda frente a Sendero en los primeros años de su salvaje irrupción. Para muestra, un botón: la amnistía para terroristas solicitada entre 1985 y 1986, cuando ya había miles de muertos en el país, por los entonces diputados Yehude Simon, Manuel Piqueras (entonces esposo de Susana Villarán) y Manuel Dammert, entre otros.

Si bien la “brillante” propuesta dejaba fuera de la amnistía a los procesados por homicidio y con condenas superiores a los 15 años de cárcel, el proyecto de ley muestra la mano blanda con que la izquierda quería que el Estado trate a los brutales seguidores de Abimael Guzmán y Víctor Polay. Hoy, 30 años después, Mendoza muestra una actitud al menos, digamos, despistada frente al terrorismo, que busca entrar en política y hasta construye mausoleos para sus “víctimas”.

Para la excandidata presidencial del Frente Amplio, el Movadef, el Fudepp, el mausoleo de Comas, los jóvenes que dan vivas al carnicero Guzmán en las calles, los presos por terrorismo que van saliendo de las cárceles sin un ápice de arrepentimiento y el “trabajo de base” que hacen los senderistas en los alrededores de Lima son inventos de los fujimoristas. Claro, entonces los dejamos hacer de las suyas, como se les dejó a inicios de los 80 para beneplácito de la izquierda.

El Perú ha tenido mucha suerte con la derrota electoral de Mendoza, pues se necesitará siempre un Estado con una postura decidida frente al terrorismo, y no actitudes que le hacen el juego a quienes hoy permanecen agazapados pidiendo “amnistía” y “reconciliación”. Habría que ver qué pasará una vez que los senderistas se den cuenta de que nadie accederá a sus “propuestas”. ¿Nuevamente aparecerán perros colgados como señal del inicio de la lucha armada?

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