Por estos meses en que se producen lluvias en la sierra y se cargan los ríos que bajan hacia la costa provocando huaicos y desbordes que afectan zonas pobladas, carreteras y tierras de cultivo, el Estado en su conjunto debe ponerse al servicio de los compatriotas afectados al tiempo que trata de recuperar la infraestructura dañada por acción de la naturaleza.

Resulta positivo, por ejemplo, ver a las Fuerzas Armadas acudiendo masivamente a las zonas dañadas al este de Lima, pues ese es el rol que deben tener las instituciones castrenses en tiempos modernos. En gran parte del país no hay amenazas a la seguridad y en el frente externo los diferendos y las dudas han quedado atrás, por lo que hoy la tropa debe estar lista para salir a apoyar a los peruanos que necesitan asistencia con urgencia.

Sin embargo, en el largo plazo hay mucho por hacer para mitigar los daños que cada año vemos en diferentes zonas del país. Es ilógico que se siga permitiendo la construcción de viviendas en quebradas por donde en algún momento tendrá que discurrir el agua que se acumula en las zonas debido a las lluvias, o que la Carretera Central sea, desde Lima, la única vía de acceso al centro del país.

No hace falta un detallado diagnóstico meteorológico para saber que en los meses de verano, sin necesidad de un fenómeno El Niño, habrá dificultades en las riberas de los ríos que van de la sierra a la costa. Por eso, el Estado tiene que ponerse a trabajar ya no solo atendiendo las emergencias, sino creando un plan destinado a que en el futuro no tengamos situaciones como las que hoy vivimos a pocos kilómetros de la capital del país.

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