Las regiones del norte necesitan más ayuda, en especial Tumbes, Piura y Lambayeque, después de observar cómo fuertes lluvias destrozaron pueblos enteros, vías de comunicación, afectaron servicios básicos y pusieron en riesgo la salud de la población que convive con el agua en sus casas durante más de 30 días.

Una verdadera desgracia la que viven estas localidades del territorio nacional, claro en mayor escala de lo que pasa en el Centro-Lima y sur del país.

La situación es de emergencia por las fuertes precipitaciones que inundaron zonas urbanas y agrícolas, que de seguro afectará la economía nacional.

Estos eventos, según investigaciones, se presentan en esta parte del territorio nacional por lo menos desde hace 40 mil años, cada 5 o 10 años, siendo causantes de la desaparición de antiguas civilizaciones como Chavín, Naylamp y Lambayeque.

“Piura bajo el agua” era la noticia de las últimas 48 horas, información que nos regresa al año 1982 o 1987, cuando la región norte soportó las peores lluvias en igual o mayor intensidad que ahora. Cuando acabe esta temporada se sabrá realmente la magnitud de los daños.

El Gobierno ya destinó el apoyo en maquinaria, empero hay que insistir en las políticas de prevención de desastres, que pese a existir muy poco se aplican y ponen en práctica.

El país -queramos o no- está condenado a este tipo de fenómenos y solo nos queda a estar preparados para afrontarlos cuando se presenten y se reaccione de manera inmediata.