Las autoridades del Ejecutivo, el Congreso, el Poder Judicial y el Ministerio Público; los líderes sociales, empresariales y políticos, así como los deportistas, artistas y personalidades reconocidas tienen que tener presente siempre que son referentes públicos que -con el ejemplo- debieran educar. El debate político y partidario debe sustentarse esencialmente en el predicamento y la práctica cotidiana de valores, la contrastación libre, crítica, creativa y constructiva de puntos de vista, así como en el respeto de los derechos de las personas.

Por ello, es preocupante ver tuits emitidos en las últimas semanas por algunos ministros de Estado y algunos congresistas. Estos tuits constituyen mensajes formales, previstos, estructurados y conscientes (¿o no?) cuyos contenidos están basados en el insulto, la agresión, la intolerancia, la falta de respeto y la transgresión a los derechos de las personas. Ciertamente, no contribuyen a la construcción de ciudadanía institucional en el marco de una sociedad que avanza hacia una consistente democracia y el desarrollo humano.

Es importante fortalecer la calidad y pertinencia de las instituciones educativas y la centralidad educadora del hogar. Pero, igualmente, es necesario fomentar estímulos formativos convergentes desde lo que en conjunto se denomina la sociedad educadora, donde interactúan los medios de comunicación social (prensa escrita, radio y televisión abierta y restringida), los diversos ámbitos públicos y los escenarios virtuales o digitales (Facebook, correos electrónicos, sitios web, Twitter, etc.). Precisamente, el Proyecto Educativo Nacional al 2021 tiene como objetivo estratégico N° 6: “Una sociedad que educa a sus ciudadanos y los compromete con su comunidad”.

Es indispensable, entonces, conocer, entender y atender estos complejos procesos socioculturales de las colectividades contemporáneas porque tienen un gran impacto en las dimensiones socioafectiva y cognitivointelectual de la formación de las personas y los grupos humanos. La educación es tarea de todos y todas, también de los ministros y congresistas.