A Lady Guillén, exbailarina y conductora del programa Tengo algo que decirte de Latina, le encargaron hace algunos días la tarea de reportear desde la zona más afectada de San Juan de Lurigancho debido al desborde del río Huaycoloro. La señorita, sin experiencia alguna en estos menesteres, metió las cuatro, como lo hacen millones que no están preparados para el oficio que le encomiendan. Al final de la transmisión en vivo, quedaron para el recuerdo unas frases de antología de Guillén, el mea culpa de la conductora, que reconoció sus equivocaciones y, nos imaginamos, el “roche” de los productores por una decisión errada. Los “indignados” de las redes sociales -que siempre encontrarán el motivo perfecto para la ira- le dieron de alma, no le dejaron un hueso sano. Estos intachables, perfectos y talentosos comentaristas detrás de su smartphone le dijeron de todo a la conductora, quien quedó abatida ante tanto ataque y ha prometido aprender de sus errores. ¿Pero el caso Guillén es solo una anécdota en nuestra pantalla local? ¿Se les dan encargos de periodista a quienes no están preparados para ello? Pues demos una miradita al vuelo a quienes conducen programas con contenidos de espectáculos en los canales de señal abierta, y mucho más a sus panelistas. Hay de todo como en botica: exparticipantes de reality, cantantes, actores, actrices, modelos, toreros y, bueno, como para que no desentone, ponen a un comunicador en el grupo. Hay programas de entrevistas en canales de cable que son conducidos por músicos y actores. La cuestión no es ensañarse con estos personajes mediáticos, no es decirle de todo para satisfacer ese afán de destrucción que tienen algunos, sino preguntarse si realmente los responsables de programas con contenido periodístico están eligiendo bien a quienes ponen frente a cámaras en determinados espacios. De qué vale que existan tantos jóvenes preparándose, estudiando Periodismo y Comunicaciones, para que finalmente los dejen de lado. Hay mucho que corregir.