Si alguien tenía dudas sobre lo activo que se encuentra Sendero Luminoso a través de sus órganos de fachada, ahí está el caso de las violentas protestas contra el peaje de Puente Piedra, donde lograron infiltrar gente. En Correo lo denunciamos ayer en la edición impresa basados en fuentes de la Dirección Nacional contra el Terrorismo (Dircote), y horas más tarde, en conferencia de prensa, el ministro del Interior, Carlos Basombrío, confirmó el grave hecho.

La misma gente que se dio el lujo de levantar un mausoleo en Comas para enterrar a sus muertos con fuegos artificiales, el cual, a propósito, nadie se encarga de demoler pese a los ofrecimientos, esta vez se metió en un reclamo que quizá sea muy legítimo, pero no si viene acompañado de acciones violentas como las ya vistas, y menos si son promovidas por grupos de fachada terrorista como la denominada “Coordinadora Juvenil Popular”.

No es la primera vez que se alerta sobre el intento de la banda criminal Sendero Luminoso de infiltrarse entre la población con diferentes fines. Los hemos visto en universidades, en “exposiciones artísticas”, en sus intentos por participar en elecciones, en el accionar de sus abogados y hasta en eventos musicales como los vistos hace un par de años en el distrito de Independencia, tal como también lo alertamos en nuestras páginas.

Es por eso que la Dircote y la sociedad en general, incluyendo los medios, debemos estar muy atentos para ir desenmascarando a esta gente, que tiene como único fin macro el lograr la liberación del carnicero mayor: Abimael Guzmán, ese personaje al que llaman “doctor” y que buscan ver libre con el pretexto de la “reconciliación nacional” tras eso que llaman “lucha armada”, “guerra interna” o “etapa de violencia política”.

Sendero Luminoso no cometerá asesinatos ni atentados dinamiteros como en el pasado muy oscuro que nos hizo vivir; sin embargo, no quedan dudas de que está muy activo buscando ganar adeptos entre los incautos. No podemos ser ingenuos ni inocentes como a inicios de los 80. Darle espacio a esta gente sería como admitir que no aprendimos la lección que nos dejaron los 30 mil muertos provocados por estos criminales que hoy se presentan como “luchadores sociales”.

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