El señor Guzmán busca seguir en carrera, pese a que el JNE ha dicho cinco veces que su partido “vulneró grave e irreparablemente sus propias normas” al conformar su fórmula presidencial. Las leyes electorales pueden ser buenas o pésimas -me inclino por lo segundo-, pero amenazar con cautelares en la CIDH y quejas en la OEA es irresponsable y despinta de cuerpo entero al candidato de TPP.

El señor Guzmán arguye que corrigió sus infracciones, pero pide que se las perdonen. El señor Guzmán es un candidato informal y confunde al elector con una trama de artículos y considerandos que ni él entiende.

Las leyes son engorrosas y horribles, si no nos favorecen. Eso lo saben los que sufren tantas barreras para crear y mantener una empresa. Lo saben quienes no tienen una cita en la salud pública, si acaso en dos meses de solicitada. ¿Verá bien ese ciudadano al señor Guzmán, queriendo evadir las normas, solo porque para un 18% es “la mejor opción” ante el fujimorismo?

En febrero, Ipsos reveló que un 81% cree que debe eliminarse una candidatura que no cumple las normas de la inscripción. Y si otros partidos -como el fujimorismo- han cometido las mismas irregularidades que el señor Guzmán, pues deberán recibir la sanción que dice la ley.

Si el recurso extraordinario confirma su salida, el señor Guzmán tendrá que aceptarlo. Insistir con el sambenito de fraude y asonadas con rebote mundial demuestra que no está preparado para las papas calientes del poder. Busca ser Presidente sin respetar las leyes. ¿Cómo le diría a la gente que también las cumpla?

Señor Guzmán, vaya nomás y vuelva el 2021.