En los últimos tiempos, se ha convertido en la principal activista por la democracia y los derechos humanos en Venezuela. Lilian Tintori, esposa del encarcelado líder de la oposición Leopoldo López, desde que este fue tomado preso en febrero de 2014 al encabezar una protesta pacífica que la gendarmería de Nicolás Maduro convirtió en violenta, sería el objetivo del régimen y no el líder opositor recientemente asesinado que la acompañaba.

A pocos días de las elecciones parlamentarias, la desesperación de Nicolás Maduro parece no tener límites. Cree que mantendrá el poder por siempre si cuenta de su lado con todo el aparato de la fuerza estatal y está totalmente equivocado. En el ejercicio del poder nada es perpetuo y se engaña con su terca actitud de aferrarse en el gobierno de un país donde cada vez son menos los que lo respaldan. De lo que realmente debe ser consciente es que cuando caiga su gobierno, él y sus camaradas van a tener que afrontar a la justicia y es probable que por la montaña de irregularidades, terminen entre las rejas.

Si la idea era acabar con la señora Tintori, madre de los dos hijos de Leopoldo, el presidente de Venezuela se está olvidando de considerar el desborde social y con mucha sangre que puede sobrevenir amén del reproche nacional que lo terminará por liquidar como a Benito Mussolini en Italia.

Maduro está jugando con fuego y hace rato que su destino comienza a convertirse en incierto. Si se confirma fraude en la próxima jornada electoral dominical con el escándalo de convertirse en el mayor teatro del mundo, Venezuela puede desbordar.