Qué se puede esperar de un régimen como el de Nicolás Maduro, que hace lo que quiere con el país. El control sobre las instituciones tutelares del Estado es total, lo cual agrava la situación en el país llanero donde la justicia es una completa entelequia. Un informe del Programa Venezolano de Educación - Acción en Derechos Humanos revela la crisis por el irrespeto de las garantías fundamentales, que es lo mínimo que corresponde a un ciudadano en su calidad de ser humano y como sujeto del derecho. Si ese núcleo duro de derechos básicos no cuenta con la protección elementalísima del Estado, quiere decir entonces que Venezuela es un país donde impera el totalitarismo, es decir, donde el quehacer del derecho ha sido pisoteado en su estructura más primaria. ¿Cómo puede ser posible que todos los procesos judiciales que son accionados contra el Estado, este los gane sin desparpajo ni sobresaltos? Resulta escandaloso conocer cómo de cada 100 juicios, el Tribunal Supremo de Justicia de Maduro gana prácticamente todos. Escasamente la causa de una litis es otorgado favorablemente a unos 3 o 4 casos. Es una situación intolerable. Así nadie puede pensar que Leopoldo López quedará libre.

El abuso del derecho es tal que no lo será ni mañana ni en el mediano plazo. A Maduro no le importa ni el derecho ni la democracia ni nada, y su ilegítimo y antijurídico gobierno acaba de pechar a la aprobación de una ley sancionadora que ha decidido el Congreso de los Estados Unidos, para aquellos funcionarios venezolanos a los que se imputa violación de derechos humanos en el país.

Con el gobierno de Venezuela no se puede mantener vinculaciones más allá de las mínimas interestatales, pues la gobernanza exige el ejercicio de valores nacionales o de Estado indoblegables.

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