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Es positivo comprobar que el presidente electo Pedro Pablo Kuczynski y su futuro gobierno vienen dando un papel protagónico a sus vicepresidentes Martín Vizcarra y Mercedes Aráoz, quienes se muestran activos y ejecutivos al lado del futuro gobernante, a diferencia de lo visto en el pasado, en que los integrantes de la plancha con la que fue elegido el jefe de Estado han terminado relegados a un segundo plano o escondidos por algún escándalo que hayan protagonizado.

Se supone que esta cercanía de PPK a sus vicepresidentes será una constante a lo largo de su mandato. Las credenciales profesionales y la seriedad de Vizcarra y de Aráoz -aunque esta última incurrió en condenables excesos y descalificaciones sin sustento durante la última campaña electoral- así lo hacen suponer. Esto sería muy positivo para un gobernante que requiere un “estado mayor” que lo ayude a tomar decisiones por el bien del país.

Tengamos en cuenta que los vicepresidentes, a diferencia de los ministros, que por lo general son los que están al lado del presidente, son elegidos por voluntad popular junto al mandatario, y que ante ello deberían tener siempre un rol preponderante dentro del manejo del gobierno. Por eso ha sido importante ver a PPK al lado de Vizcarra, Aráoz y el designado premier Fernando Zavala al momento de anunciar a los integrantes del próximo gabinete.

Resulta interesante, por ejemplo, que Vizcarra no solo pase a ocupar la cartera de Transportes y Comunicaciones, sino que al mismo tiempo haya recibido el encargo de ser el nexo entre el Poder Ejecutivo y los gobernadores regionales, que a la larga necesitan el apoyo de la muchas veces indiferente Lima para dar buen uso a los ingentes recursos que manejan, a fin de hacer obras y mejorar las condiciones de vida de los peruanos del interior.

Sea o no a través de la creación de un nuevo ministerio para dar impulso al trabajo de las administraciones regionales, urge afinar la descentralización con el decisivo apoyo de Palacio de Gobierno. Debe ser una política de Estado, y por eso es saludable que el primer vicepresidente, que además ha sido gobernador regional, sea puesto al frente de dicha labor, que no puede ser postergada. Los casi 20 millones de peruanos que no viven en Lima así lo exigen.

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