Vivir en la incertidumbre
Vivir en la incertidumbre

Enrique Vargas Barrenechea, el presidente regional ancashino encargado tras la inhabilitación de Waldo Ríos Salcedo, no tiene la culpa de hacerse cargo de la administración entre el mutismo y la complicidad. Y es que, tengo la sospecha, no esperaba manejar una región importante, sino que -se suponía- solo iba a decorar la lista desde la vicepresidencia regional. ¿Tiene algunos planes en mente?

El también conocido como chef debe estar lamentando haber entrado en política por la puerta menos esperada, aquella donde los reflectores calientan la cara y enfrían la mente cuando están tras alguna triquiñuela. Pero se supone que debe superar esta situación y trabajar sin pensar que algún día regresará el dueño del puesto, lo que, por ahora, le cuesta.

Será difícil para Enrique Vargas sacarse el estigma de Waldo Ríos, de que todo a su alrededor se hace dudoso, así que, por lo pronto, la Fiscalía ya puso su nombre en la mira y abrió un proceso preliminar por el presunto delito contra la fe pública por supuestas incongruencias en su hoja de vida.

Bien hubiese estado, con perfil bajo, si es que Waldo Ríos asumía con normalidad la presidencia regional, pero ahora las cosas se le vienen cuesta arriba y el hombre viene demostrando que estaba para calentar la banca. Esto no ayuda para nada a la región, que busca salir del bache en que se encuentra por las gestiones pasadas de César Álvarez Aguilar.

Es difícil saber cuál es el norte del presidente regional encargado porque tiene abiertos dos frentes, la presión política de los waldistas y la presión social por ver cuáles son sus primeras medidas ante la ausencia de Ríos Salcedo. Mientras no supere las mismas, en las próximas semanas todo se complicará y de su persona sola quedará su sombra.

Hasta ahora la población ancashina no tiene claro cuál es el principal objetivo del partido de gobierno. Fuera de que al estilo fujimorista buscan que su líder tome el poder, los waldistas no dan muestra de qué hacer con la gestión y cuáles son sus lineamientos de gobierno. En conclusión, creo que Enrique Vargas es la muestra fidedigna del capricho de los ancashinos, cuya mayoría eligió vivir en la incertidumbre.