En el 2014, en el Congreso español, la diputada liberal Isabel Bonig viralizó un discurso que hoy es un auténtico manifiesto #NoaVero: “La Constitución reconoce la economía de libre mercado, y eso supone reconocer la iniciativa privada. Ya sé que a ustedes no les gusta la iniciativa privada; pero no se puede mantener lo público, arruinando lo privado. Es la iniciativa privada la que genera empleo y riqueza para mantener el estado del bienestar. A ver si se enteran que cayó el muro de Berlín. Su modelo económico fue un desastre y un fracaso; económica, cultural y socialmente. Podemos ir a todas las manifestaciones que quieran, podemos enarbolar todas las banderas; siempre ganarán ustedes, porque hay que reconocer que la izquierda trabaja poco, pero movilizar es la primera que moviliza. Pero gestionar, nada de nada”.
Si votas por Verónika Mendoza debes saber que, según su plan de gobierno, se impondrá una Constitución más a la izquierda que la C79. Pero no habrá la cantidad de congresistas para un giro semejante. Solo les quedará disolver el Congreso -quizá, de mayoría fujimorista- y convocar a una Constituyente. Paradojas de la vida.
Votar por Verónika Mendoza significa que el Estado controle precios, empresas, recursos, medios. El sueño de opio del Frente Amplio procurará buenos empleos para los camaradas. Todo con dinero de los impuestos y de las reservas; no del gran capital que es su enemigo. El opio se termina y vienen el hambre, la inflación. Votar por Verónica Mendoza es votar por el populismo que arruinó el Perú en los ochenta. Votar por ella es irnos todos al diablo.