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Pregunta mañana
En Villa María del Triunfo, el jefe de Estado Martín Vizcarra no tuvo problemas en ser locuaz para referirse al COVID-19, pero otra fue su actitud cuando la prensa le consultó sobre cuáles son los dos partidos que plantearon la postergación de las elecciones, como lo afirmó el premier Walter Martos. Ni que costara tanto responder.
Reitera disculpas
Instantes antes de que se debatiera la moción de censura en su contra, el presidente del Parlamento, Manuel Merino, reiteró sus disculpas a las Fuerzas Armadas por involucrarlas en la crisis política, pero también enfiló sus baterías hacia el titular de Energía y Minas, Miguel Incháustegui.
Contraataque
Merino recordó que el ministro afirmó que dos miembros de Acción Popular lo contactaron para decirle que en caso de una vacancia presidencial sería parte de una gabinete de transición. El parlamentario acciopopulista, no obstante, criticó que no se hayan difundido los nombres de estas dos personas y cuestionó la credibilidad de Incháustegui, al remarcar que “tiene investigación preparatoria por colusión”.
Se suma
El legislador Otto Guibovich, también del partido de la lampa, se sumó a la demanda de Merino y dijo que el ministro de Energía debe revelar con claridad la identidad de los supuestos emisarios acciopopulistas. “No puede generar más incertidumbre. No abona al país soltar información y no decir (nombres)”, reclamó.
El insulto fácil
En este tenso ambiente comenzó el Pleno en el que se debatió también la moción de censura contra la titular de Economía, María Antonieta Alva, quien enfrentó una avalancha de adjetivos tales como: incapaz, inexperta y hasta desorientada.
Termocéfala
Jose Vega (UPP), promotor del pedido para destituirla, la catalogó como “la ministra de los ricos”. Pero Cecilia García (Podemos) se llevó la corona cuando dijo que Alva era “la socia de la banca terrorista”. Qué se puede decir.
Descalificador
Durante el debate, Daniel Urresti, quien sustentaba la necesidad de censurar a Alva, protagonizó un repulsivo capítulo en la historia del Congreso al aludir a la vida íntima del jefe de Estado e, incluso, a supuestas tendencias sexuales, cuando exigía explicaciones sobre los privilegios de los que gozaba Richard Cisneros en Palacio.
Perdón a medias
Ante la lógica ola de críticas y condenas, Urresti se disculpó y retiró sus declaraciones. Sin embargo, aseguró que sus opositores sacan de contexto sus dichos para tildarlo de homofóbico y discriminador. Debería reconocer que somos esclavos de nuestras palabras.