Imagen
Imagen

Cómo cambia el tiempo a solo 28 kilómetros de la capital. El sofocante calor que agobió la tarde de ayer a los limeños contrastó con el sorpresivo huaico que cayó por la quebrada Los Laureles y que terminó por inundar varios kilómetros de la Carretera Central en la zona de Santa Inés y afectó a numerosas viviendas en Chaclacayo.

Aunque esta vez los pobladores estaban prevenidos y habían colocado centenares de sacos de arena en las puertas de sus casas y negocios, la fuerza de la torrentera perjudicó a muchos inmuebles del asentamiento humano 3 de Octubre y a las residencias ubicadas a lo largo de la calle Los Laureles.

“El huaico baja por la urbanización Los Cóndores y nadie entra a esa zona porque los vigilantes señalan que es propiedad privada. Es necesario canalizar el huaico para que no nos siga afectando. Con nuevas lluvias volverá a caer más agua y lodo”, afirmó un poblador. Otro vecino del barrio 3 de Octubre pidió a las autoridades y a Defensa Civil el envío de agua, porque el huaico ha roto las tuberías y “no tenemos agua potable desde hace varios días”.

BLOQUEO. En tanto, el tránsito vehicular por los kilómetros 28, 27 y 26 de la Carretera Central se interrumpió repetidas veces debido a la fuerza del torrente y a la lentitud con que se trasladaban los autos, buses y camiones por la vía.

Tras la emergencia, el alcalde de Chaclacayo, David Aponte, informó que el huaico se habría producido por las intensas lluvias que cayeron en la víspera en las partes altas de la sierra de Lima.

“Estamos coordinando con las Fuerzas Armadas para que un contingente de soldados pueda venir a apoyar a los pobladores de las zonas afectadas. También ya hemos ordenado que maquinaria pesada retire el material acumulado por el huaico”, añadió.

En la víspera, numerosas viviendas de Ricardo Palma y la zona de California, en Chosica, fueron afectadas por las torrenteras tras una intensa lluvia que duró más de cinco horas.

CHOSICA. Bajo un ardiente sol y con herramientas en mano, un grupo de vecinos que viven en la quebrada Rayos del Sol, en Chosica, realizaron ayer trabajos de limpieza tras el último huaico caído en el lugar y denunciaron el abandono en que se encuentran por parte de la autoridad municipal.

“Después del huaico del 15 de enero vinieron de la municipalidad con maquinaria pesada y arrimaron las piedras hacia los costados, haciendo más estrecho el cauce de la quebrada. Esto no es conveniente y por eso nosotros mismos estamos removiendo las rocas, pues de haber otro huaico el agua vendrá con fuerza y el impacto será mayor”, afirmó una madre de familia, quien con barreta en mano empujaba una enorme piedra depositada en el suelo.

En tanto, los vecinos de la calle Lima Norte, ubicada en la ribera de la quebrada, señalaron que no han recibido apoyo de las autoridades y que por eso tomaron esa iniciativa. Solicitaron al Gobierno que les envíe herramientas y cemento para construir muros de contención que salvaguarden su integridad. “Nosotros ponemos la mano de obra, solo necesitamos los materiales”, expresó.

SANTA EULALIA. El mal tiempo ha golpeado severamente a los clubes campestres, restaurantes y pequeños negocios de Santa Eulalia, donde el turismo brilla por su ausencia.

Micaela Pérez, vecina de la zona, confesó que los negocios están pasando por su peor momento. “Estamos atendiendo al 10% de nuestra capacidad. Somos más de cien negocios en Santa Eulalia y, como se puede apreciar, las calles están vacías. Incluso nosotros vendemos palta y chirimoya en la puerta de nuestras casas y ahora no tenemos a quién ofrecer nuestros productos”, se lamentó la vicepresidenta de los vecinos del Cercado de Santa Eulalia.

Una dura consecuencia para todos en Santa Eulalia es la suspensión del Festival Nacional de la Pachamanca, que se iba a celebrar el sábado 5 de febrero. “Esta importante actividad gastronómica y turística la hemos tenido que postergar por el mal tiempo”, añadió.

La situación de los clubes campestres no es diferente, debido a que muchos de ellos aún se encuentran enterrados por el lodo, como es el caso de La Olla de Barro, ubicado en el cauce de la quebrada del mismo nombre, que abrirá en dos semanas una vez concluidos los trabajos de refacción.

En tanto, el club Kis Kas, también en Santa Eulalia, a pesar de no haber sido afectado por los huaicos, luce vacío, debido a que el público no asiste por miedo a que suceda un desprendimiento de los cerros.

Qué calor

Ayer fue uno de los días más calurosos en lo que va de 2017, informó el Senamhi. En el este de Lima se registraron temperaturas de hasta 31 °C.

CIFRAS

5 horas llovió la noche del sábado en Chosica, Santa Eulalia y Ricardo Palma.

30 quebradas están activas en los distritos de Lima y Huarochirí.

120 soldados se quedarán en Santa Eulalia para ayudar a la población.