Alberto Ísola: “Reconciliación no es simplemente olvido”
Alberto Ísola: “Reconciliación no es simplemente olvido”

El actor y director conversó con Correo sobre La piedra oscura, obra que dirige en el Teatro de Lucía; esta tiene como protagonistas a Sebastián y a Rafael Rodríguez Rapún, el último amor del poeta Federico García Lorca, quienes se encuentran en un hospital militar durante la Guerra Civil de España. La puesta en escena, escrita por el dramaturgo español Alberto Conejero, habla de la memoria, la solidaridad y el entendimiento entre dos partes con pensamientos distintos. Temas que hacen reflexionar a Ísola sobre la división que ha estado viviendo el país luego del indulto al expresidente Alberto Fujimori.

¿La polarización de los personajes de Sebastián y Rapún se asemeja a lo que se vive hoy?

Es tremendo. No pensé en eso cuando elegí la obra. Antes de hacer la elección, aún no había pasado nada de esto. El teatro, aunque tú no lo quieras, termina hablando de lo que está pasando. La obra habla de varias cosas importantes: una es la memoria. Eso es lo más importante. Además, Conejero escribió la obra para hablar de Rapún, quien ha figurado siempre como un personaje menor en la historia de García Lorca, y de tanta gente de la cual no sabemos mucho. Sabemos los números, pero no sobre la gente que murió. En ese sentido, creo que es evidente la conexión con lo que está pasando ahora en el país, con el tema de la memoria, que es fundamental. También tiene que ver con entender, porque en esta obra los dos personajes se entienden ya que comprenden que el problema no son ellos: el problema son los líderes. Debemos ser optimistas y creer en la posibilidad de que podemos entendernos. Pero no a través del olvido y del engaño, sino del reconocimiento.

Antes se atacaban con armas, ahora lo hacen con el lenguaje…

Nuestro gran problema, como país, desde el comienzo, es que no pensamos en una nación, ni los políticos ni nosotros. La idea de poder apuntar a una nación, a un país unido, con sus diferencias y distancias, es un gran tema y todavía lo seguimos viviendo. No somos una nación. El sueño arguedesiano de Todas las sangres no está y creo que ahí está el problema. La piedra oscura también habla de eso.

¿El teatro ayuda a entender temas así de complejos?

Sí. El teatro es un lugar importante para decir cosas. Las decimos de una manera muy distinta como se hace, por ejemplo, en la prensa, donde todo es mucho más directo. El teatro juega más con la analogía, la metáfora. No para escaparse de la realidad, sino para verla de otra manera. Esta es una obra que sucede en otra época y otro lugar, pero acaba hablándonos de nosotros. Cuando ves algo aparentemente lejano, acaba siendo más cercano que muchas cosas que son cercanas.

¿Esta obra es un ejercicio de memoria que necesitamos aquí?

Sí, por supuesto. Nosotros, sobre todo, y el mundo en general. El problema es que la gente se olvida. Entonces, la pregunta que Rapún hace es: “¿Se van a acordar o no se van a acordar?”. Es una pregunta que queda suelta. La respuesta, a veces, es tremenda; porque la gente sí se olvida. La obra plantea la importancia de no olvidarse.

¿Qué le fascina de la historia de Lorca y Rapún o todo lo que significan ellos, más allá del amor?

El amor también es importante. Me fascinan dos cosas. Siempre hay esta frase de Jean Paul Sartre, en A puerta cerrada, que a uno lo persigue: “El infierno son los otros” (risas). Horrorosa. Pero también pienso que -el paraíso no- el purgatorio o el futuro también son los otros. Me gusta cómo las historias donde personajes que, aparentemente, no se tendrían que entender acaban entendiéndose; eso a mí me da esperanzas. Además, lo que más me importa de Federico es que, por encima de todo lo que pasó, su obra ha persistido y sigue inspirándonos.

El primer punto del entendimiento alude a la palabra “reconciliación”, que tanto se viene usando ahora…

Esa palabra es bien delicada, porque yo me puedo reconciliar siempre y cuando estemos a la par, reconozcamos los que nos sucede y estemos dispuestos a asumir ciertas cosas. Para mí, reconciliación no es simplemente olvido. Reconciliación es diálogo en el sentido más completo y complejo de la palabra. Y también es reconocimiento. Entonces, yo no me puedo reconciliar con alguien que no acepte el hecho. Esto es un poco lo que pasa en esta obra.

¿Usted cree que en el Perú, en los últimos meses, se ha dado una reconciliación?

No.El Gobierno se apoyó del indulto a Fujimori para hablar de reconciliación… No creo en el odio. No me interesa el odio, pero tampoco creo en el borrón y cuenta nueva sin asumir determinadas cosas. La manera en cómo se ha hecho eso no ha sido la mejor.

Por otro lado, ¿seguirá en el teatro o volverá a la televisión?

El teatro sigue siendo mi principal hogar. Me encantaría volver a la tele. Lo que pasa es que no he tenido mucho tiempo. He estado dedicado a la universidad, también. Pero si hay un proyecto interesante, me gustaría regresar.

¿Ve lejos el retiro?

Yo no quisiera retirarme nunca. No. Estamos mirando a una gran señora del teatro nacional (Lucía Irurita), que no se ha retirado y no lo hará nunca. Entonces, frente a ella, te digo que yo tampoco me voy a retirar. Hasta que llegue el momento que eso suceda, en que me sienta cansado.

CIFRAS

66 años cumplirá el director Alberto Ísola en febrero.

2 obras dirigirá Alberto Ísola con Escena Contemporánea

5 premios MAX ganó la obra La piedra oscura en España.

PERFIL

Alberto Ísola

Actor y director

Estudió en Lima, Milán y Londres. Ha dirigido obras de teatro y actuó en series de televisión y en el cine. Enseña en la Facultad de Artes Escénicas de la PUCP.

TAGS RELACIONADOS