¿Qué es la soledad si no una persona como Benna Carpenter que tiene una hija y una amiga imaginarias y que pierde al único compañero que ha seguido a su lado?
O una Benna que toma retazos de su biografía para crear otras posibilidades de su destino, con diferentes amores, traiciones.
O qué es la vida si no los lectores recomponiendo nuestra propia añoranza al imaginar a una Benna distinta, con un futuro más acorde a nuestras esperanzas, al terminar de leer “Anagramas” (Eterna Cadencia, 2020), la primera novela de la escritora Lorrie Moore.
Criticada y hasta marginada del resto de la obra de la autora, donde predomina el cuento, este libro presenta cinco variaciones de la soledad de su protagonista.
Una cantante, una catedrática, una profesora de aerobics. Benna se rearma a sí misma, como las letras que mueve para conjugar otras palabras o destinos. Esconde, a medias, sus tristezas, muestra la ineludible crisis existencial de todos, se ríe.
“Aquí hay alguien”, piensa Benna para sostenerse a la cotidianidad, sobre todo en la última y más extensa parte de lo que han llamado nouvelle o hasta novela fallida. ¿“Anagramas” es un conjunto de relatos más una novela breve?¿Es una novela o no? Qué importan los géneros, esas camisas de fuerza, cuando se lee una historia que oscila entre el desastre y el humor.
Esta obra de Moore es un torrente de emociones, de atmósferas cercanas y melancolías que nos recuerdan una de las cualidades más excepcionales de la literatura: la catarsis.
AUTORA
Lorrie Moore (Nueva York, 1957) es una escritora estadounidense. Ha publicado “Autoayuda”, “A ver qué se puede hacer”, “Gracias por la compañía”, entre otros libros.