Carlos Enrique Freyre: "Cada quien ama como mejor le viene"
Carlos Enrique Freyre: "Cada quien ama como mejor le viene"

En la calurosa Zarumilla, donde comandó una compañía antitanques y trabajó con un batallón de infantería que participó en la guerra con Ecuador, Carlos Enrique Freyre decidió cambiar las armas por un teclado en sus tiempos libres y se impuso la misión de escribir su primera novela.

El fantasmocopio, el libro debut del oficial del Ejército, nos presenta a Teófilo Bernabé, un hombre con extraños poderes que inventa una máquina que le permite ver y hablar con los muertos, sobre todo con la mujer que ama, Gianina Robinson.

Publicada en el 2010, esta novela de ciencia ficción vuelve a las librerías peruanas gracias al sello Destino y con la posibilidad de llegar al cine.

¿Cuál fue tu motivación para escribir esta novela? 

No fue precisamente saber qué hay detrás de la muerte, sino el tratamiento que se le da a la muerte. He estado en poblaciones muy diversas, donde el tratamiento a la muerte siempre ha tenido algunas peculiaridades, sobre todo para alguien como yo, que vivo en la costa. Esto me llamó muchísimo la atención y fue el insumo principal para hacerla. Fue en Zarumilla, en la frontera con el Ecuador, que me puse a escribir la novela de largo y la terminé de un solo tirón. La novela la tenía dándome vueltas en la cabeza y fluyó rapidísimo porque las ideas las tenía bastante claras.

Aparte de la muerte, esta también es una historia de amor... 

Yo pienso que Teófilo tenía unas convicciones tan marcadas con respecto a la muerte que utiliza su genialidad para lograr mantener el vínculo con la persona que amaba. Se toma mucho tiempo (para construir la máquina), pero finalmente lo consigue y lo toma con naturalidad. Él vive a expensas del mundo social. Hasta cierto punto, pensó que era autista, de los geniales, que tienen conflictos con la sociedad, pero que son finalmente esas lumbreras que el mundo necesita de vez en cuando. A partir de esa convicción, construye esta máquina para ver a los muertos.

Teófilo tiene una forma surrealista de concebir el amor. Quiere concretarla tratando de contactarse con una persona muerta... 

Yo creo que cada quien, dentro de sus creencias o su propia ideología, concibe su forma de amar de la manera como mejor le viene. Teófilo estaba convencido de que la vida continuaba, y por eso empieza a desarrollar su invento. Hay gente que se desliga de la persona muerta y busca otra nueva relación, se vuelve a enamorar. En el caso de Teófilo, esa cuestión no era una posibilidad. Han existido muchos amores así. Se da mucho en un mundo como el mío, por ejemplo, donde se viaja mucho y se regresa después de tiempo. Muchas veces, los soldados que combaten en algún lugar lejano siempre tienen la foto de su novia. Vuelven y la buscan.

El fantasmocopio genera mucha conmoción, sobre todo entre religiosos y científicos...

Al margen del tema del amor, cuando escribía, me iba preguntando qué sucedería si este escenario (hablar y ver muertos) se presentara. Eso sería definitivamente una revolución mundial. Cambiaría la legislación, habría un cambio de cómo ver la vida, un cambio de valores. Era para mí un ejercicio mental importante porque había muchísimas variables. Eso sucedió cuando comencé a deliberar conmigo mismo con respecto al uso del fantasmocopio y su relación con la sociedad.

El inicio de la novela me hizo recordar la entrada de Cien años de soledad. ¿Hay algo de eso ahí? 

Me imagino que cuando escribí la novela, en el 2009 más o menos, tenía bastante influencia de los escritores del “boom”, pero posteriormente tomé mi propio camino. Es natural que un escritor joven imite el estilo que le gusta, que le parece convincente. Pero sí, hay cierto homenaje a estos latinoamericanos que apostaron por escribir en su momento y que fueron bastante reconocidos en el mundo literario.

¿Qué le gusta escribir más: novelas o cuentos?

Me gusta más escribir novelas que cuentos. Acabo de escribir un cuento para una antología de Crisol. También escribo guiones, pero es más complejo. La novela te da la posibilidad de poder expandir un poco más las ideas. Me siento muy a gusto con la novela.

La última novela por la que conversamos fue La guerra que hicieron para mí (2018). ¿Hay otro proyecto de libro en curso? 

Sí. Será el último proyecto que haga sobre el tema de la subversión, del terrorismo, porque creo que ya en mi literatura cumplió su ciclo. Ya reflejé bastante lo que pasó con los combatientes, militares y no militares. Será el relato de un muchacho que fue secuestrado por Sendero durante once años. Es un relato muy duro. Es la primera vez que siento, no dolor físico, pero sí dolor al escribir algo, sobre todo porque no es una simple ficción, sino una experiencia personal muy difícil para quien la vivió.

Perfil

Escritor. Oficial del Ejército Peruano. Publicó El fantasmocopio, Desde el valle de las esmeraldas, El semental, El último otoño antes de ti, Maxente y La guerra que hicieron para mí.