Cineasta Atom Egoyan: “La memoria puede ser un proceso fútil”
Cineasta Atom Egoyan: “La memoria puede ser un proceso fútil”

A través de películas como “El dulce porvenir”, “Remember”, “Ararat”, “Cautiva”, entre otras, el director Atom Egoyan ha podido presentar el conflicto de la humanidad cuando su pasado no se ha resuelto. La búsqueda de justicia, en la ficción, no es un idilio, pero a veces no es la solución que la víctima espera.

¿Es posible encontrar justicia a pesar de haber pasado por atrocidades en la vida? 

Podría ser posible, pero siempre y a veces no llega la justicia. Cuando eso sucede, la persona tiene que vivir con una suerte de traumas de su pasado y tratar de sortearlo de diferentes maneras. Siempre buscamos justicia, pero el acceso que la gente tiene es siempre complicado por diferentes temas políticos o legales. Eso no significa que el problema desaparezca.

¿Cree que la venganza, uno de los temas en “Remember”, es un camino hacia la paz? 

La venganza es la forma extraña, y extrema, en que uno siente la necesidad de extraer su dolor a través del que inflige a otro. Surge por diferentes traumas. Lo que a mí me ha interesado no es el sentimiento de venganza, sino el asentamiento de un problema, porque uno no puede vivir en un momento de suspensión o sabiendo que las cosas no se han resuelto, ello no te permite avanzar. Puede ser una forma de venganza, pero tiene que ver más con el sentido de seguir adelante.

¿Cómo describiría la memoria en los personajes que han sido violentados? 

La memoria puede ser reconstruida a través de lo que uno necesita en un momento específico, pero también, la forma de interpretar la historia. A veces puede ser un proceso fútil, que no debería, pero termina siendo abierto a la interpretación cuando es algo colectivo. Es como una negociación de lo que pudo o se cree que sucedió. El problema surge cuando alguien se siente excluido de esa historia, cuando sus sentimientos no son cubiertos por lo que se cuenta. 

¿Considera que, a través del cine, el público puede experimentar justicia? 

Creo que hay historias específicas que pueden representar lo que se ha vivido. En ese caso, sí, el cine lo logra (sentimiento de justicia). No es necesariamente la misión de lo que hago, porque no busco generar una catarsis colectiva, pero la gente a veces lo interpreta así. Ese es uno de los problemas que surgió con “Ararat”, cuando mi comunidad armenia terminó sintiendo una catarsis.

Algo que ha marcado sus personajes es la línea entre la maldad y enfermedad, ¿cómo logra diferenciar eso? 

Eso puede ser complicado. Por ejemplo, en “Cautiva”, sabes que la pedofilia es, de alguna forma, una enfermedad. Lo que fue provocador en esta cinta fue saber qué sucede cuando la niña atrapada por el pedófilo se vuelve mayor, ¿cómo se transforma esta enfermedad en la maldad? Porque el personaje no la abandona, la mantiene. Entonces, se vuelve un personaje maligno. Creo que la razón por la cual esta película divide a la gente es porque el personaje se muestra como malvado, pero el origen de sus acciones fue una enfermedad.

En la actualidad, ¿qué es lo que le atrae ver en el cine?

El cine puede lidiar con el tiempo, traumas y conflictos viscerales. Todavía hay cineastas que buscan todas estas posibilidades. Vi películas como “Dunkirk” o “Moonlight”, y te das cuenta del verdadero trabajo del cine. El milagro está en que estas películas encontraron popularidad en la audiencia. Nadie sabe qué formula puede funcionar.

PERFIL 

Atom Egoyan

Director de cine

Ha sido reconocido por el impacto de películas como “Exótica”, “El dulce porvenir”, “El viaje de Felicia”, “Ararat”, “Calendario”, “Remember, entre otras.

CIFRAS

8 agosto, a las 5.45 p.m. se proyecta la cinta “Exótica” en el CCPUCP.

57 años tiene Atom Egoyan, quien es de origen armenio.

2 nominaciones tuvo al Óscar en 1997 por “El dulce porvenir”.