Claudia Llosa no disimula su entusiasmo cuando habla de “Distancia de rescate”, su nuevo largometraje basado en la novela de la argentina Samantha Schweblin, presentado en el reciente Festival de San Sebastián y que hoy Netflix sube a su plataforma a nivel global. Dos mujeres, Amanda y Carola, la maternidad, sus miedos, los hijos, un pueblo y su misterio, elementos del guion de la cinta que fue escrito por la propia autora del exitoso libro y la cineasta peruana.
“Trabajar con Samantha ha sido uno de los grandes regalos que me ha dado esta película, porque además del aprendizaje, del disfrute, de la entrega y de poder escribir a cuatro manos, surgió una linda amistad que ya es parte de mi vida. Creo que en todos los sentidos ha sido un regalo y también las mujeres que han estado en esta película que son muy importantes”, dice la directora a Correo.
En la escritura del guion a cuatro manos me imagino que cada quien tenía una perspectiva distinta que resaltar en la historia. ¿Cómo llegaban a acuerdos?
Samantha vino con una perspectiva muy abierta y aprendí un montón de ella, pero al mismo tiempo ya había estado trabajando en lo mismo pero con otros materiales, con otro tacto y en ese sentido sentí mucha libertad. Además al trabajar con cero egos, llegaba momentos en los que decíamos: ‘¿quién dijo esto?, ¿quién puso esto?’. Nos daba igual, lo único que importaba era el material, es entonces cuando agradeces la entrega, la disponibilidad y la capacidad del otro.
Siempre van a existir los comentarios sobre que, en la mayoría de las veces, una película nunca podrá superar a la novela. ¿Te preocupa eso?
Durante el proceso de rodaje no tanto, antes del estreno es cuando te vuelven esos miedos pero hay algo que es muy curioso, como guionista y directora siempre pasas por algo que es un proceso de poner cuerpo físico, de soltar eso que imaginaste, el traspaso de una novela al cine siempre te obliga y te empuja a la comprensión. Hay algo ahí que aceptas, que renuncias, estoy acostumbrada. En el caso de la adaptación es como una fuerza mayor que te ayuda a comprender que cada cosa tiene su lugar. La película es otra experiencia, es otra lectura.
En la película, Daniel dice una frase que es recurrente: ‘Hay que ver los detalles’, ¿Qué importantes son estos en la historia?
Los detalles son muy importantes, porque obviamente a nivel narrativo ayudan a entender algo que de alguna manera Amanda ya vivió y tiene que revisar, recomponer y conducir, para entender algo que ocurrió. En ese sentido hay algo literal en la obsesión con los detalles, con los planos cortos.
Las actuaciones de María Valverde y Dolores Fonzi son sobresalientes, ¿eres una directora muy estricta con tus actrices o les das total libertad?
Yo creo que es un equilibrio, uno va entrando y subiendo tomando a la libertad como el punto de partida. Creo que mi gran intervención es el escogerlas, confiar, y en ese sentido es un diálogo constante, es una acercamiento emocional, una empatía durante todo el proceso. Creo que estoy más dada a entregar ese amor y en esa transmisión del afecto viene el retorno para mí y sobre todo debo cuidar ese trabajo en el momento de rodaje hasta el final.
¿Te fue difícil elegir a tus protagonistas ?
Para mí era importante encontrar una pareja que funcione como espejo en conjunto y hasta que no la encontraba, sentía que no podía decidirme, las elegí casi al mismo tiempo y a partir de ahí a confiar de sus capacidades y entregas.
El tema de la maternidad está muy presente en la historia...
Es uno de los grandes temas, la complejidad de la familia y la maternidad en toda la posible variedad de interpretaciones que engloba ¿Es acaso Carola la proyección de la subjetividad de Amanda? O es como si la una escondiera el secreto que la otra necesita, hay algo que una siente que la otra tiene que entender para poder mejorar en su papel, en su entendimiento de si misma y en su relación con los demás. Creo que lo que a mí en lo personal me interesa es romper con esa idea de la buena o la mala madre, desaparecer esas barreras y esos cajones tan antiguos.
Claudia Llosa
Cineasta. Su ópera prima “Madeinusa” filme rodada en los andes peruanos fue también la primera oportunidad que tuvo de trabajar con Magaly Solier, a quien descubrió en la Plaza de Armas de Ayacucho. Volvieron a trabajar en “La teta asustada”.