Si hay algo que no ha cambiado en el periodismo, antes y después de la velocidad de la información, la inmediatez e internet, son que las buenas historias, que pueden ser muy sencillas, casi anécdotas, nunca pierden vigencia.

Y así sucede con los textos de “Crónica de cartón” (Hipocampo Editores, 2020), del escritor y periodista Nilo Espinoza Haro.

Contadas con una pluma precisa y poética, bajo un enfoque social y humano, los perfiles de Espinoza siguen siendo atractivos a pesar de que fueron publicados entre 1974 y 1976 en el diario “La Prensa”.

El autor de “Sonata de los espectros” retrata a músicos, escritores, poetas, narradores de cuentos, escultores, retablistas, ceramistas.

Libro recientemente publicado este año por Hipocampo Editores.
Libro recientemente publicado este año por Hipocampo Editores.

PROTAGONISTAS

Los personajes dibujados por la prosa de Espinoza son más de 70 y, entre ellos, se encuentran figuras consagradas de la cultura nacional, como el pintor Víctor Humareda, el retablista Joaquín López Antay o el concertista Raúl García Zárate.

Sin embargo, el autor también entrega espacio a otros tipos de protagonistas: un vendedor de libros que une la literatura y el fútbol, un guitarrista que recita versos en bares de Breña, un aguador ecuatoriano que narra historias alucinantes en el Callao.

Nombres que tal vez han caído en el inevitable olvido, pero que Espinoza los rescata para que las siguientes generaciones conozcan sus historias.

En este aspecto, las fotografías de Beatriz Suárez, la primera reportera gráfica peruana, captan la esencia de esos años, con sus personajes disímiles, sus artistas que quieren cambiarlo todo, sus artesanos que están construyendo la identidad de un país desde sus manos.

Beatriz Suárez en 1982.
Beatriz Suárez en 1982.

CONTEXTO

Los textos de Espinoza aparecen en una época donde el país, y sobre todo las ciudades, como apunta Gabriel García Higueras en el “Postfacio” del libro, “adquiría un perfil preponderantemente mestizo, urbano y costeño”.

De esta manera, “Crónica de cartón” es un registro de cómo se desarrollaba la cultura peruana, en sus diferentes vertientes, durante ese contexto.

Porque Nilo Espinoza se pasea no solo por los típicos lugares del arte local, sino que va hacia la periferia y da voz, en un gran manejo de la oralidad, a los artistas de diferentes regiones del país.

El perfil de Humareda, por ejemplo, es una de las joyas del libro: nos topamos con un pintor que no solo intenta hallar los misterios del color, sino que también pisa tierra y reflexiona sobre su realidad.

De igual manera, el perfil del poeta chimbotano Juan Ojeda, que es más un testimonio personal, es uno de los más logrados por el acercamiento a la vida y obra de uno de los personajes más intrigantes de la literatura peruana.

Y, como dice Santiago Linares, un zapatero narrador perfilado por Espinoza, contar historias, al final, es una forma de reencontrarse con los que más quieres y así nunca estar solo. “Crónica de cartón” logra que esas vidas no se apaguen y nos acompañen, convirtiéndose en un rescate de la cultura peruana.