Ochenta piezas hechas de piedra, textil, cerámica y metal pertenecientes a la cultura Mochica conforman la exposición “Moche y sus vecinos. Reconstruyendo identidades”, ambiciosa muestra que se exhibe en el Museo de Arte de Lima (MALI).
A diferencia de otras exposiciones enfocadas en la alfarería o el descubrimiento de tumbas importantes, la exhibición -curada por el arqueólogo Julio Rucabado y la responsable de colecciones y arte precolombino del MALI, Cecilia Pardo- explora la construcción de la identidad de los Moche.
“Es clave entender que la identidad de un pueblo se construye no solo por las tradiciones, creencias y formas de hacer las cosas al interior de una sociedad, sino también se gesta a partir de las relaciones con sus vecinos”, señala Rucabado al referirse a la importancia de los habitantes de la cultura Recuay, Cajamarca y Huamachuco, migrantes de la sierra que en el año 400 a. C. poblaron los valles de la costa en la formación de la sociedad Mochica.
“En las vasijas vemos a guerreros Mochica que se enfrentan con grupos que tienen peinados y armas diferentes (hondas y piedras). Estos grupos de la sierra comenzaron a interactuar con los locales generando conflicto y tensión. Toma varios siglos hasta que comienza a gestarse una nueva forma de organización política e identidad cultural que se transforma en lo que hoy llamamos Mochica”, sostiene Rucabado, quien destaca el valor que los Moche le dieron a los migrantes al representarlos en sus vasijas y otros medios plásticos.
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“Este pueblo, los Moche, no solo se representó así mismo, sino también a sus vecinos. Ni los Incas ni Chimú ni Lima lo hicieron. En Mochica sí, del otro y de la interacción con el otro”, argumenta el arqueólogo tras remarcar que el “conflicto” y la “negociación” fueron la base de la relación que entablaron los Moche y sus vecinos.
TEMÁTICA. La exposición está montada en las salas 3 y 4 del MALI. En la primera se observa una reconstrucción del mundo Mochica y en la segunda se hace referencia a su mitología narrando las aventuras del héroe Ai Apaec, que viaja por el mundo buscando el sol, peleando con monstruos y negociando con gente de las alturas.
La pieza más importante de la exposición es un atuendo de cobre montado sobre una base de textiles que representa a un felino con cabeza tridimensional, el cual reconstruye la identidad del sacerdote encargado de los rituales. Este tocado, natural del Museo Huacas del Sol y la Luna, se exhibe por primera vez en Lima.
CICLO REPETITIVO. A modo de reflexión, Rucabado afirma que los actuales pobladores de las zonas rurales del valle de Moche, descendientes de la tercera o cuarta generación de los Huamachuco, repiten el ciclo de sus antepasados al tratar de integrarse a la capital, Trujillo.