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En agosto del 2025, Darío Alfonso Sotillo Humire, cumplirá sesenta años de haber recibido la licencia de piloto civil. “Nací el 26 de enero de 1928, en la calle Cruz Verde, cuando Arequipa era Arequipa. Mi padre fue Juan Francisco Sotillo, y mi abuelo el comandante Marcos Elías Sotillo Gandolfo, héroe de la batalla de Tarapacá”, recuerda don Darío.
Su esposa es Blanca O’Hara Gatillon, que tiene 96 años, promotora de la educación inicial, con quien tiene cuatro hijos: Carmen Luz, egresada de derecho; Juan Darío, abogado en derecho penal; Walter Ernesto, empresario, y Ana María, profesional en bienes raíces.
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Darío Sotillo terminó la secundaria en el Colegio de la Independencia hablando inglés, que sería decisivo para su futuro. “Me presenté a la Escuela Naval en Lima, pero por falta de un centímetro en mi talla, no ingresé. Yo medía 1,63 m y exigían 1,64 m. Postulé entonces a la Escuela Técnica de la Armada donde me especialicé en Electrotecnia Naval”.
“MI PROFESOR FUE JOHN KENNEDY”
“Me destacaron al Canal de Panamá, donde adquirí capacitación en mantenimiento de aviones y mecánica de vuelo. Luego de trabajar diez años en la Fuerza Aérea del Perú, renuncié y regresé a Arequipa”.
“En 1955, gracias al dominio del inglés, trabajé en la empresa Roberts & Cia, encargado de la correspondencia de importaciones con proveedores de Europa. En 1976, me gradué de bachiller en Economía por la UNSA, donde fui docente de inglés durante 25 años. También enseñé en el antiguo ICPNA. Tuve un profesor llamado John Kennedy, igual que el presidente norteamericano”, manifiesta.
“El 16 de agosto de 1965, obtuve mi licencia de “Piloto de aviones monomotores terrestres”, emitida por la Dirección General de Aeronáutica Civil, junto a Neptalí Málaga y Jorge Willy Salomón, miembros del Aero Club de Arequipa, donde aprendí a volar, en una avioneta “Cessna”. Uno de mis instructores fue el oficial Desiderio Vásquez, piloto de la Escuela Aeronáutica de Collique”, explica don Darío.
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“ME SALVÉ POR UN PELO”
Su pasión por volar no estuvo libre de peripecias. “En una ocasión, viajé a Puno en una avioneta “Piper 180″, proyectando el nuevo aeropuerto en Juliaca. Volé durante casi dos horas y sentí deseos de miccionar. No podía aterrizar porque la pista estaba llena de gente. Así que tuve que hacerlo en plena cabina”.
“En otra ocasión, al aterrizar en una avioneta “Stearman”, por una mala maniobra, cayó en picada sobre la pista. Salí ileso pero la máquina quedó inservible. Me salvé por un pelo. Aprendí que un piloto no puede cometer errores”.
En 1974, cumplió una importante misión. “Fui parte de los pilotos que trajeron cuarenta aviones “T-41-D” comprados por el Perú, desde Wichita, Kansas, hasta Lima. Hice veinte viajes consecutivos, ‘caleteando’ desde el origen, a través de México, Nicaragua, Costa Rica, Panamá, Colombia, Ecuador, hasta Lima. Todas las naves llegaron intactas”, señala don Darío.
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ALCALDE POR ACCIDENTE
En 1974, Darío Sotillo, entonces regidor y teniente alcalde de la MPA, fue designado Alcalde Accidental, debido a la ausencia del burgomaestre Guillermo Lira Harmsen y cumplió obras importantes para la ciudad. Fue gerente fundador de Lan Perú en Arequipa y agente de Lan Chile. También fue presidente del Aero Club por tres períodos consecutivos, entre 1970 hasta 1976.
“Organizamos los primeros festivales aéreos, con apoyo de la FAP, con aviones DC-3 que sobrevolaban la ciudad llevando al público, funciones de paracaidistas, aeromodelistas y planeadores”.
“Aprendí que una aeronave no es una cometa y ser piloto requiere de un alto sentido de responsabilidad. Eso tratamos de inculcar en los jóvenes, en una época en que Aero Club era una escuela de aviación civil”, puntualiza Darío Sotillo.