Exactamente hace 84 años, el 10 de mayo de 1933, un grupo 70 mil personas que hacían apología a los nazis, se reunieron en el Opernplatz de Berlín para quemar aproximadamente 25 mil libros de autores que no concordaban con su ideología. “Hemos dirigido nuestro actuar contra el espíritu no alemán. Entrego todo lo que lo representa al fuego”, gritó el joven estudiante de 23 años para luego arrojar una pila de libros a la llamas de un hoguera alimentada por miles de libros ardientes, informó el Deutsche Welle.
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Este día se recuerda como la “Acción contra el Espíritu antialemán”, los partidarios de Adolf Hitler destruyeron miles de obras de autores la tarde del 10 de mayo. El propósito de esta noche quedaría grabado en un discurso lleno de odio del líder estudiantil nacionalsocialista Herbert Gutjahr. Fue así que esta acción se propagó en toda Alemania y estudiantes en prácticamente todas las ciudades universitarias quemaron títulos de diferentes autores. Unas semanas antes, universitarios habían comenzado a retirar los libros, de escritores, poetas y periodistas considerados indeseados, de los estantes de las bibliotecas públicas y de las academias.
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Para ellos, los libros contenían un ideario que consideraban nocivo para Alemania, o bien sus autores eran considerados enemigos de los nazis. Representados por socialistas, comunistas, pacifistas y autores judíos. Nadie se les interpuso en su camino. La mayoría de los alemanes, sin embargo, entre ellos muchos intelectuales acríticos y profesores universitarios aceptaron en silencio, la quema de libros y la censura. Algunos incluso la aprobaron. Tal vez, tan preocupante como lo anterior sea el rol determinante que desempeñaron los estudiantes en destruir y aplanar la diversidad de la creación intelectual alemana.
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