Contar y revivir momentos es uno de los mejores géneros periodísticos que Jeremías Gamboa sabe hacer. Sin embargo, la ficción es otra gran fuente para nadar entre sus letras. Esto pasó con su novela “Contarlo todo” (Mondadori, 2013), el libro con el que Gamboa reforzó su trabajo y el mismo que llamó la atención del Premio Nobel Mario Vargas Llosa.
Después de mucho tiempo, Jeremías volvió al periodismo y a las comisiones de prensa para contar sobre el encuentro de dos culturas: Cuba y los Rolling Stones. Junto a Javier Sinay quien es un cronista argentino y a Joselo Alfredo Rangel escritor mexicano y guitarrista de Café Tacuba, los tres unieron en un compilado de crónicas sobre el concierto gratuito que ofrecieron los Rolling Stones en La Habana el pasado marzo de este año. Así es que, como resultado nació el libro “Cuba Stones” (TusQuets, 2016) el mismo que contiene rock, historia, política y experiencias.
¿Cómo ha sido el encuentro con la crónica y el periodismo después de un tiempo de haberlo dejado?
Ha sido un proceso bien interesante. Después de ver regresado de Estado Unidos donde estudié una maestría, me gané la vida como profesor de crónicas en la UPC. Sin embargo, no ejercía la crónica, era una persona que había hecho periodismo y le enseñaba a sus alumnos a escribir. Entonces hacer la crónica esta vez era como ser mi propio alumno, tenía mis propias lecciones muy claras, pero igual me generó una cantidad de vulnerabilidad porque hace tiempo no entraba a la cancha. Salir a reportear nos permite la oportunidad de volvernos a encontrar con el mundo de nuevo.
Cuéntanos sobre la experiencia de vivir de cerca el concierto de los Rollings Stones en Cuba, ya que es un país que vive en dictadura.
Es la primera vez que visitaba Cuba y la experiencia fue como siempre que te acercas a la realidad de algo, la experiencia de ganar una cantidad de matices sobre la visión que yo tenía sobre la isla. Yo estoy en contra del régimen porque es una dictadura, pero allá, son seis décadas que viven en ese régimen y no tienen idea de lo que significa una democracia.
¿Se te hace más fácil escribir sobre crónica luego de haber sido profesor de este género por un largo tiempo?
Para mí, crónica y ficción coinciden. Es instalar al lector en un espacio, me interesa que mi lector sea con la ficción o con la crónica que escribo, viva una experiencia y yo quería en la medida de lo posible llevarlo a Cuba.
Cuándo te propusieron la idea de viajar a La Habana para escribir sobre el concierto de los Rolling Stones. ¿Cuál fue tu respuesta inmediata?
No pensé nada. Dije sí desde el primer momento aunque hubo momentos donde me arrepentí (risas) no por la crónica, sino, porque yo estaba en medio de un trabajo personal. Entonces durante 3 meses me metí realmente leyendo sobre los Stones y me la pasé escuchando a los Stones. Fui capturado por el tema por un momento y volver al estado de tu trabajo anterior no es sencillo; siempre he creído que ficción y crónica son dos lados diferentes y son bien distintas las actitudes que hay que tener en ambos caso.
¿Cómo fue la reacción del público en el momento que los Rolling Stones salieron a escenario?
Fue bien particular, Mick Jagger dijo algo como que los tiempos estaban cambiando, que ellos sabían que hace años ese tipo de música no estaba permitido en la isla, pero la respuesta del público no fue ¡wao! algo que todo mundo se esperaría. No fue así. Hubo un aplauso, pero más de un público internacional, los cubanos solamente miraban. En realidad, ellos estaban parados observando como si estuvieran en un recital, tenían una actitud observadora frente a un espectáculo.
Finalmente, luego de escuchar a los Rolling Stones por un largo tiempo, ¿te volviste un fiel seguidor más de ellos?
Casi casi creo, justo sobre eso, Cucho Peñaloza me dice que ya estoy por entrar al templo de los Stones. En realidad me gustan demasiadas bandas para hacerme un “rollinga” pero me encantan los Stones. Creo que hay músicos para distintos momentos.