Juan Deval: "Me interesa cómo ven los niños la sociedad"
Juan Deval: "Me interesa cómo ven los niños la sociedad"

Juan Delval empezó a investigar el desarrollo cognitivo de los niños de la mano del famoso sicólogo Jean Piaget hace unos cuarenta años. Desde entonces, esa inquietud lo ha llevado a ser el representante de España en temas educativos para múltiples instituciones y a dar conferencias por toda América Latina. Ahora, ha vuelto con un nuevo enfoque adonde todo empezó: a las aulas. Justamente, fue allí donde encontramos al profesor, sentado en su pupitre y listo para atender a todas nuestras preguntas.

¿Por qué le interesó investigar el desarrollo social en los niños?

Comencé estudiando cómo se desarrolla la capacidad del pensamiento, cómo se forman las ideas. Me pareció interesante ver cómo los niños entienden el funcionamiento de la sociedad en la que viven, cómo entienden las ideas económicas y sociales, cómo entienden la riqueza, la pobreza o la guerra y la paz. Creo que es importante, si queremos enseñarles, conocer las ideas que ellos tienen.

De lo que ha encontrado en este campo, ¿qué le llamó más la atención?

Las ideas de los niños son siempre muy interesantes y frecuentemente los adultos no sospechan cuáles son porque no los escuchan. Los adultos le hablan a los niños mucho, pero no los escuchan tanto. Los profesores deberían prestarles más atención y trabajar con ellos más activamente. Aprendemos muchas cosas cuando las hacemos. El conocimiento a través de la práctica, muchas veces, es más importante que el conocimiento verbal.

¿Cómo es este conocimiento práctico en los niños?

Por ejemplo, cuando el niño tiene que aprender a cruzar la calle, lo aprende viviéndolo. Ellos manejan las computadoras y los celulares mucho mejor que los adultos y este aprendizaje habría que vincularlo con el aprendizaje escolar.

¿Cree que los gobiernos realmente le dan importancia a la educación?

A la educación se le da mucha importancia desde el punto de vista teórico, pero muy poca importancia desde el punto de vista práctico. Se piensa que cambiando las leyes se cambia la educación. Es común que los gobiernos quieran cambiar la educación, pero yo creo que las revoluciones educativas se hacen en el interior de las aulas y en la relación entre el profesor y el alumno.

Entonces, ¿qué se necesita para cambiar el enfoque de la educación?

Un aspecto importante es la formación de los profesores. Su formación debería ser la formación que nosotros queremos en nuestros alumnos. Si reciben solo una formación teórica, van a practicar una formación teórica. Hay que actualizar a los profesores, algo complicado porque muchos llevan veinte años con la misma rutina y tienen pocas ganas de cambiar. También hay que hacer planes que fomenten el tipo de trabajo que queremos.

¿Cree que los profesores están dispuestos a cambiar?

Hay de todo tipo, pero depende también de la consideración social que tengan. En Finlandia, ser profesor es una cuestión muy prestigiosa. Las calificaciones previas son altísimas y la retribución es buena. Que la sociedad valore la función del profesor es algo que tenemos que impulsar. Ser un buen profesor es muy difícil, hay que saber de las disciplinas que se enseñan, del desarrollo del niño y de cómo enseñar.

¿Qué papel tiene la tecnología en una educación democrática?

Depende de cómo las usemos. Si un alumno no atiende la clase por el celular, es algo negativo, pero si los alumnos están buscando información cuando el profesor no esté en clase, es algo positivo. Una educación que prepara para la democracia es participativa y analiza los conflictos. Allí, las tecnologías nos pueden ayudar pero no nos resolverán el problema. Llenar una clase de computadoras no hará que la educación mejore.

Con tantos cursos virtuales, ¿por qué seguir asistiendo a clases?

Estar en el aula es fundamental para el desarrollo de los alumnos porque en la escuela no solo se reciben conocimientos, también se establecen relaciones sociales. Antes, las familias eran grandes y las relaciones eran más estrechas; en cierto modo, era un aprendizaje de las relaciones sociales. Ahora, las familias solo tienen uno o dos hijos. Además, las relaciones de la escuela son distintas; lo que los une es la función que desempeñan y no tanto el cariño.