“La vida es corta y hay demasiadas cosas interesantes que leer” opina Andrés Barba, uno de los jóvenes escritores más importantes en habla hispana, según la prestigiosa revista británica Granta. Julio Cortázar es uno de los escritores más carismáticos del siglo XX, el escritor original de Argentina pero con nacionalidad francesa, es un icono de la literatura en español.
Su gran aportación a la literatura universal es Rayuela, una obra difícil de definir y que el sitio web Flavorwire ha incluido entre las 50 obras más difíciles para los lectores.
'Rayuela', de Julio Cortázar
El escritor argentino definió su obra maestra Rayuela (1963) como “contranovela”. A través de la historia de su protagonista, Horacio Oliveira, traza, a lo largo de 156 capítulos, una vida completa, pero con estructuras que huyen de convencionalismos para adentrarse en lo surrealista. Y no solo en lo que cuenta, sino especialmente en cómo lo hace. Invita al lector a compartir su caos y le da varias opciones para leer la novela: está la “normal”, de principio a fin. También la “tradicional”, solo hasta el capítulo 56 y prescindiendo del resto. También la “anárquica”, esto es: el orden que se le antoje al lector.
Y, por último, el que propone Cortázar a modo de juego, con una secuencia establecida en el “tablero de dirección” mostrado en la primera página, como una suerte de Excel primigenio. Es una cuadrícula en la que el lector comienza en el capítulo 73, y de ahí va rebotando de uno a otro sin orden aparente, hasta finalizar en el 131. Muchos son quienes aseguran no haber pasado de la página tal o de la página cual. Pero a esa confesión debe seguir la inevitable pregunta: ¿en qué orden te lo leíste? Y es que Rayuela es el único libro que, si se deja por la mitad, puede significar que prácticamente te lo has acabado.
Según los críticos literarios, Rayuela es un clásico para tomarlo con calma. No sólo porque se puede leer de dos formas, sino porque es una obra profunda y sutil que regala pasajes como la conocida frase: “Andábamos sin buscarnos pero sabiendo que andábamos para encontrarnos”.
Sobre esto, muchos estudiosos afirman que, para terminar de leer Rayuela requiere de una muy buena práctica de lectura, experiencia literaria y una astuta compresión de lectura.
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