Cuando en la década del 90 publicamos, conjuntamente con Teresa González Orbegoso, profesora del respectivo colegio nacional y mi compañera de Literatura en la Universidad Nacional de Trujillo, la antología “La vocación del amor en la poesía de María Negrón Ugarte”, era la primera vez que se recuperaba y ponía en vitrina la delicada e intensa producción lírica y romántica de la maestra y poetisa trujillana (1878 – 1935), cuya producción se plasmó en los poemarios “Versos de ayer y hoy”, “Alma tristeza” y “Pálidos lirios para mi madre”. Los primeros, de marcado carácter romántico; el tercero, de manifestaciones y caracteres modernistas, como lo insinúan los propios títulos.
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Teresa había hurgado y explorado en los archivos de la patrona espiritual del colegio en el que ejercía la docencia y la propia Municipalidad de Trujillo, presidida por el alcalde José Murgia Zannier, premió la iniciativa con una distinción honorífica. El colegio aludido también hizo lo propio.
Pero no era solamente la poesía, sino también la narración las que ganaron la atención de la maestra y escritora, plasmada en “Historias, reminiscencias y cuentos”, publicado por primera vez en Madrid (1923), con prólogo de Miguel Alsina, así como elogiosamente comentada por la intelectual y maestra limeña Elvira García y García, quien señalaba: “Unas veces, las tradiciones que escuchamos desde los primeros años, y otras los sucesos más nimios, ocurridos en el deslizarse de los días y los años, corren ante su rica y exuberante imaginación, como nuevos cuadros que sabe presentar con gracia y habilidad”.
VALORACIÓN DE OMAR ALIAGA
Precisamente ahora se acaba de publicar el mencionado volumen elogiosamente comentado por Omar Aliaga y Carlos Pérez Urrutia. El primero, destacado narrador y periodista, nos presenta esta imagen de la autora: “Portadora de una sensibilidad poética avasalladora, María Negrón Ugarte es además una precursora de cierto impulso feminista: luchó de manera indesmayable por las mujeres que, como ella, buscan su propio camino. El suyo fue un camino de literatura y compromiso de vida por la educación. Es una trujillana histórica y paradigmática”.
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PERFIL BIOGRÁFICO
María Negrón Ugarte nació en Trujillo, en 1878. Sus padres fueron el coronel Manuel Adolfo Negrón de la Fuente y Velarde y la dama Rosa Ugarte de Rivadeneira. Tuvo ocho hermanos, quienes recibieron una educación orientada por principios cristianos. Se caracterizó por una fina sensibilidad espiritual y social, así como por una marcada vocación por las letras, plasmada con un lenguaje sencillo, directo, casi espontáneo y coloquial.
Su amor por los niños se aprecia en su inclinación por la docencia, que ejerció principalmente en la escuela de Chiclín, bajo la marcada influencia de la vida campesina y popular. Sin embargo, producida la guerra con Chile se resquebrajó seriamente el hogar, situación que se agravó por un cruel ataque cardiaco que acabó con la vida de su padre. Como consecuencia, la situación familiar se tornó cada vez más difícil, por lo que su madre se vio obligada a vender su casa y chacras del fecundo valle, para emigrar a Cajamarca, donde la amorosa maestra y fina escritora dejó de existir en 1935.
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PRÓLOGO DEL ESPAÑOL JOSÉ ALSINA
Hace un siglo, el escritor español José Alsina escribió en la primera edición del libro, en España, 1923: “Su título vario de historias, reminiscencias y cuentos, nos hablaba de perspectivas personales, de comentarios frente al suceso fugaz, de huellas que el recuerdo guarda en sus rincones dilectos, de trasuntos de una realidad percibida en su esencia, de apuntes sueltos, como esbozos de la obra a desarrollar, de sinceridad, en suma, el timbre más noble del artista. Se nos ofrecían cuadros de vida cierta, sedimentos, de lecturas y percepciones, y trazos imaginarios en el breve relato de los cuentos. La promesa era sugestiva y el diálogo tenía ser la consecuencia”.
NATURALEZA Y CONTENIDO
Hay que enfatizarlo entonces: la inspiración lírica y literaria de la autora se plasma sobre todo en la poesía romántica, donde se manifiesta libre, suelta y desinhibida; pero su ejercicio intelectual y magisterial lo llevó también a plasmar su producción en la prosa, manifestada a través de textos narrativos, crónicas, comentarios y ensayos sobre diversos temas, volcados con un lenguaje directo, pero con elevada elegancia hasta para criticar hechos o situaciones adversas. En la concepción general se aprecia una cierta sutileza hasta para criticar hechos negativos y adversos, así como una reivindicación de la mujer, por lo que bien puede ser calificada también de precursora de los movimientos femeninos. Aunque mostró un evidente espíritu religioso, su concepción iba más allá de los ritos y fórmulas para reflexionar sobre la orientación de la vida libre de estigmas y prejuicios. Así lo apreciamos en las prosas “Una visita” y “En el torno del convento”.
Por otro lado, aunque la autora discurrió su vida principalmente en el campo o en el pueblo, no se distingue por ser denoscriptora del paisaje; le interesa más la personalidad, el espíritu y modo de ser de la gente, la situación marginal de los desposeídos, la educación de los niños.
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CHICLÍN Y LOS NIÑOS
Precisamente, en el fresco y evocador libro hay varios textos que recrean experiencias y vivencias, especialmente con las gentes y los niños del pueblo donde la autora ejerció la docencia. Por lo tanto, estos textos resultan ahora de especial interés para las gentes, maestros y niños, especialmente del pintoresco lugar. Así lo revelan las prosas: “De Chiclín” y el jardín de Miraflores, “La rosa amarilla (Para los niños de Chiclín)”, “15 de enero” (Para los niños de Chiclín)”, “De la patria (A los niños de Chiclín)”, “El abuelo” (Para los niños de Chclín)”.