Conversamos con el director del proyecto “Aprendiendo a cambiar”, un cortometraje que retrata la realidad de familias peruanas durante la pandemia
Conversamos con el director del proyecto “Aprendiendo a cambiar”, un cortometraje que retrata la realidad de familias peruanas durante la pandemia

“Aprendiendo a cambiar” es una serie de cuatro cortometrajes que buscan generar empatía y sensibilizar sobre una realidad que, con la pandemia del coronavirus, se ha vuelto más dura: la situación de las familias vulnerables del país.

Miguel Villaseca, director del proyecto y presidente de la Asociación Cultural Escape, nos cuenta sobre el trabajo de esta iniciativa que tiene como protagonista a Tina.

¿La historia de Tina es una que conociste de cerca o nació de la experiencia total de la pandemia en el país?

No es una historia extraída de la vida real de una familia específica que conocimos, pero sí partimos de la historia común de las familias en ese momento en que la cuarentena se postergaba. Las niñas y niños se habían quedado confinados y la situación económica de la mayoría pasaba a una pobreza extrema. Tina es una niña que estaba en todas partes, así como Linda, la mamá, el papá, la abuela. Buscamos que la familia y, en especial Tina, represente a la mayoría de niñas y niños de nuestra ciudad.

¿Qué fue lo más difícil de esta producción?

Prever el tiempo que demanda realizar los cuatro capítulos y la paciencia que se requiere para mantener un ritmo sostenido de trabajo que requiere un mínimo de calidad para ser atractivo al público en general.

¿Qué efecto buscaron generar al usar personajes de cerámica en frío y plastilina?

Es a lo que se llega en base a propuestas, primero iba a ser de madera, luego solo de cerámica en frío pero nos interesaba una cierta ductilidad en los muñecos que la plastilina ayudó a conseguir.

¿Crees que a las estrategias del Gobierno le falta un acercamiento distinto, más creativo, para que la ciudadanía entienda mejor el contexto que se está viviendo?

Le tocó la tarea a este gobierno, pero sería injusto responsabilizarlo de un problema de Estado. Criticamos o ponemos en cuestión un problema más antiguo y es que arrastramos con una deuda social que nunca se llega a pagar.

Ese acercamiento distinto, creativo, a la ciudadanía depende de una actitud más humana y sensible en general, es resultado de lo que hicimos y dejamos de hacer para resolver nuestros problemas, sean de índole económico, político, social, cultural, histórico. Y es de esperarse que ante un momento crítico o de emergencia nacional se pongan de manifiesto las carencias más graves.

La incomunicación entre Estado y población agrava el abandono de los más vulnerables y, si no se revelan niveles altos sino de insensibilidad e indiferencia, sí de incapacidad técnica y teórica para  dar soluciones. Están además la corrupción y falencias en el sistema burocrático y la actitud de los burócratas. Las poblaciones alrededor de la ciudad aún sufren de falta de agua, luz, un lugar digno para habitar, y no solo eso, la educación, la salud, la justicia no llegan a tener la presencia necesaria para transformar las cosas. Lo que no se empezó ayer, no se puede terminar hoy y no podrá salvarnos en el mañana.

¿Hay una responsabilidad social de los artistas, o personas ligadas a la cultura, con los ciudadanos durante esta pandemia?

Primero hay una responsabilidad social del Estado con los artistas, que es otra gran brecha antigua. Hay luego otra responsabilidad social de los artistas con su arte y su público, y finalmente una responsabilidad social del público con su sociedad.

Perfil de Miguel Villaseca

Fundador del Centro Cultural Escape

Es licenciado en Administración por la Pontificia Universidad Católica del Perú y en Arquitectura y Urbanismo por la Universidad Particular Ricardo Palma y presidente de la Asociación Cultural ESCAPE.

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