Pilar Quintana, la reciente ganadora del Premio Alfaguara de Novela por su libro “Los abismos”, acaba de publicar la edición peruana de “Caperucita se come al lobo” (La Travesía, 2021), una serie de cuentos de matiz erótico que, en 2015, escandalizó a Chile por su presencia en colegios públicos.
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Después de seis años, la escritora colombiana reflexiona sobre esta obra y también de su camino literario: un esfuerzo de retratar el mundo con sus luces y sombras.
En “Los abismos” vuelve a explorar la maternidad, que ya lo habías hecho en “La perra”...
Siempre he escrito sobre el deseo. Antes de ser madre escribía sobre el deseo sexual. Mis cuentos y libros tenían una carga fuerte de erotismo. Luego, cuando fui mamá, seguí haciéndolo pero sobre el deseo de la maternidad, que también es muy instintivo y poderoso.
¿Cómo fue entrar a ese mundo?
En la época en que empecé a escribir y publicar todavía se creía que las mujeres, para ser escritoras, debían sacrificar la maternidad. Pero lo que encontré es todo lo contrario. No solo se puede sino que la maternidad me abrió un caudal nuevo hacia la escritura. Redescubrí el tema del deseo en la maternidad y ahora es imparable.
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Se suele “romantizar” a la maternidad...
Sí. La madre es un ser idealizado. Es la Virgen María y es una señora pura que sufre y vive por sus hijos. Hay muchas medias verdades sobre la maternidad. De la parte hermosa podemos hablar, pero de la horrible está vedado hacerlo. Me interesa problematizar esa idea romántica y hablar de las sombras.
En “Caperucita se come al lobo”, reeditado en Perú, pones la mirada sobre cómo se habría sentido José al enterarse del embarazo de María en el texto bíblico...
Oímos ese relato desde el punto de vista de María, pero siempre me parecía que nos faltaba la mitad de la historia, la que no contaron: la de José. ¿Qué sintió él cuando su novia le dijo que estaba embarazada de un bebé que no era suyo? ¿Le creerá así tan fácil que fue el espíritu santo con lo celosos que somos en la sociedad patriarcal y machista en la que vivimos? Un poco con humor y trayéndolo al mundo actual quise explorar el conflicto de ese hombre.
Mientras que, en el cuento que da nombre al libro, reconstruyes la historia de Caperucita y rompes esa idea de la inocencia de la mujer, de ese deseo que parece no existir...
Porque una mujer buena no desea, eso nos han dicho. En esa Caperucita que nos contaron también nos mostraban una víctima. ¿Caperucita solamente víctima? Siempre están las dos caras. Las mujeres somos víctimas pero también podemos ser victimarias. Podemos ser objeto de deseo pero también somos seres que deseamos. Me gusta hablar de lo que no se nombra.
Tu libro causó revuelo en Chile porque fue encontrado en colegios. ¿Cómo ves esa situación con la distancia de los años?
Han pasado seis años y parece un siglo en educación. En esa época, los periodistas me decían: “cómo se atreve a escribir ese libro” o “¿por qué narra una violación de esa manera? Eso no de se debe hacer”. Ahora todo el mundo parece haber entendido lo que quise hacer. El “Me Too” y los movimientos feministas han ayudado a educar a la población, no sé si a toda pero al menos al sector cultural y periodístico, que ahora es capaz de mirar estos temas no desde el punto de vista condenatorio sino con mayor conciencia de las violencias que atravesamos las mujeres.
¿Cómo ves el tema de la corrección política que ha generado debate en el campo de la literatura?
Lo que quiero hacer, y no digo que sea un deber ser, es retratar el mundo. Y el mundo está lleno de machismo, misoginia, violencia y son las cosas que busco explorar. Mi papel como escritora es mirar hacia donde no se ha mirado. No me parece que debamos reducir el mundo del arte y de las letras a lo políticamente correcto, sino que la literatura está para explorar las luces y las sombras.
Pilar Quintana
Escritora colombiana. Nació en Cali en 1972. Ha publicado “Cosquillas en la lengua”, “Coleccionistas de polvos raros”. “Conspiración iguana”, “La perra”. Ganó el XXIV Premio Alfaguara de Novela con su libro “Los abismos”.