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Tras novelar la vida de los hombres que marcaron el destino de la antigua Roma, el escritor español  rescata la historia de una mujer que derrotó a cinco emperadores romanos en una lucha brutal y descarnada por hacerse con el control del Imperio: Julia Domna, la esposa del emperador Lucio Septimio Severo.

“Ella consiguió imponerse a distintos emperadores, pero fue silenciada, hasta hoy”, nos comenta el autor de "", novela histórica con la que ganó el Premio Planeta 2018, tras su breve paso por Lima.

¿Cómo llega a la historia de Julia?

Una compañera me dijo que mi primera novela, "Africanus", la primera trilogía sobre Escipión, le había gustado, pero pensaba que los personajes femeninos no estaban suficientemente desarrollados. Llevaba razón. Me di cuenta de que me había dejado llevar por las fuentes clásicas, que han sido escritas por hombres. Así que en las siguientes novelas fui incorporando más personajes femeninos y en esas estaba cuando encontré una biografía escrita por una profesora de la Universidad de Oxford sobre Julia que empezaba con la siguiente frase: no entiendo por qué no hay ni películas ni novelas sobre Julia Domna. Pensé que exageraba. Luego yo tampoco lo entendía.

¿Y qué le atrapó de la historia de Julia?

Que era una mujer de enorme carácter, inteligente, hábil, astuta, capaz de conseguir todos sus objetivos en un mundo donde los que mandaban eran solo los hombres. Además, era hermosa. Era injusto que la historia de una persona que consigue montar una dinastía imperial romana fuera desconocida. Había que contarla.

¿Cómo fue esa investigación para poder reconstruir la historia de Julia?

Me fui a las fuentes clásicas, pero en ninguna aparecía con su nombre. Tuve que recurrir a los capítulos titulados Severo, que es el marido de Julia, o a los que decían Geta o Caracalla, que fueron los hijos de Julia. También recurrí a fuentes arqueológicas, a estatuas, a inscripciones y monedas acuñadas donde se ponían todos los títulos que Julia llegó a acumular: madre de los Césares, madre de los emperadores, madre del Senado, madre de los ejércitos, madre de la patria. Caramba. No estamos hablando simplemente de “la mujer de”.

¿Por qué cree que los personajes femeninos de la antigüedad o de aquella época no eran tan visibles?

Porque era una sociedad patriarcal y machista. Fíjate, ¿de qué mujer nos acordamos del mundo antiguo de Roma? Cleopatra. ¿Pero cómo acaba Cleopatra? Ella se enfrenta a los hombres de Roma. Engatusa, enamora, manipula e influye en Julio César y Marco Antonio, pero Octavio acaba con ella y tiene que suicidarse. ¡Que esa historia se sepa! Se enfrentó contra hombres y acabó mal. ¿Y Julia? Julia es una ganadora. ¡Que no se sepa! Yo estoy a favor de la teoría de la conspiración. Creo que muchos hombres no querían que se sepa que una mujer podía llegar a derrotar a cinco emperadores de Roma. Yo creo que los autores masculinos que han escrito la historia no querían reconocer esos méritos.

¿Podría hacer una comparación entre Julia y Cleopatra?

Hay muchas similitudes. Mujeres orientales, las dos. Por eso a Julia la tratan con xenofobia porque desde que Cleopatra mareó a las elites romanas siendo una mujer oriental e interviniendo en la política de forma activa, los romanos tenían mucho miedo a las mujeres orientales que se acercaban a los círculos del poder. Además, las dos son muy cultas y hablaban varios idiomas. Además, las dos eran muy jóvenes. Cuando Cleopatra conoce a Julio César, ella está en los 20 o 21 y él en la cincuentena. Y Julia tiene 16 años cuando conoce a Severo. Él estaba casado, pero cuando él enviuda y tiene 40 años, se acuerda de ella y le ofrece matrimonio cuando ella tiene 20. Era una mujer culta, oriental, joven y atractiva la que nuevamente enamora a alguien que está en la elite romana. Julia es una auténtica Cleopatra, pero una Cleopatra ganadora.

¿Y las diferencias?

La diferencia es que Cleopatra luchaba en gran medida por mantener la autonomía de su propio reino, del reino de Egipto. Pero lo que Julia hace es luchar, no solo por su territorio de Siria, sino por controlar el conjunto del imperio romano y que quede ese control en el seno de su familia durante decenios. Fue más ambiciosa que Cleopatra.

¿Qué tan importante fue para ella su matrimonio en su avance hacia el poder?

Fue muy relevante porque Severo era alguien muy importante en el imperio romano. Dentro de la locura de Cómodo, hay cinco personas que están situándose para controlar el poder de Roma y una de ellas es su marido, Severo. Entonces, Julia ha elegido bien, a elegido a uno de los cinco importantes. Ahora bien, se reconocen mutuamente inteligencia. Los hombres no solían reconocer inteligencia en las mujeres, pero él se lo reconoce y forman un buen equipo. Esa fue parte de su fuerza.

¿Cómo encajaría la historia de Julia con la igualdad de género y el feminismo?

En gran medida, Julia encaja. Yo creo en la igualdad de género y que hay que luchar por ella en el presente y hacia el futuro, pero también haciendo ver que desde el pasado existieron grandes personajes femeninos que fueron injustamente silenciados. En ese sentido, la novela tiene esa parte reivindicativa. Pero lo que no puedo hacer como novelista histórico es trasponer ideas feministas del siglo XXI a un personaje del siglo II, porque el feminismo no existía en esa época. No hay ninguna idea feminista como tal en la mente de Julia. Ahora, hay una mujer de carácter, con determinación, con osadía, con valentía, con inteligencia, hermosa, que se sabe hermosa y la utiliza. Hoy su determinación puede ser ejemplar para los que pensemos que las mujeres son capaces de conseguir los mismos objetivos que los hombres.

Para terminar, ¿por qué tiene fascinación por la historia de Roma?

Bueno, porque cuando decidí hacer novela histórica me encontré con Escipión, que me parecía un personaje muy fascinante y me funcionó muy bien. Además, el mundo romano es nuestro pasado y nuestro origen. El idioma, las leyes. Por un lado, desde el punto de vista histórico, es muy importante entender de dónde venimos. Y desde lo novelístico, es una panoplia de recursos dramáticos tremenda a la que puedo recurrir cuando hablo de Roma. Es una época que me gusta novelar porque se aprende y, además, te entretienes.

¿Va a seguir explorando personajes en torno a Roma?

Sí, por bastante tiempo, porque me gusta y porque funciona bien, y lo que funciona es mejor no tocarlo demasiado. Agatha Christie se pasó toda la vida escribiendo la misma novela. No pasa nada si yo sigo haciendo el mismo tipo de novela mientras esté recuperando personajes, mientras esté explicando cosas que yo crea que son interesantes. Eso no es óbice para que yo puede tener interés en hacer otro tipo de libros. De hecho, ya hice tres libros de relatos ("La noche en que Frankenstein leyó el Quijote", "La sangre de los libros" y "El séptimo círculo del infierno"). Es decir, puedo hacer otras cosas, pero aunque toque otros géneros siempre volveré a Roma.