Mario Vargas Llosa aseguró que en Chile no hay pobreza extrema, pero es falso. (AFP / ORLANDO ESTRADA).
Mario Vargas Llosa aseguró que en Chile no hay pobreza extrema, pero es falso. (AFP / ORLANDO ESTRADA).

La historia como una mentira o una serie de aparentes verdades, manejadas desde el poder exterior, a punta de balas, marketing, golpes de Estado, caudillos y conspiraciones.

De eso y más están repletas las páginas de “Tiempos recios” (Alfaguara, 2019), la última novela de Mario Vargas Llosa que narra las deformaciones políticas que sufre Guatemala durante la década del 50, con la caída del gobierno democrático de Jacobo Árbenz.

Una serie de planes orquestadas desde Estados Unidos y, en especial, por la United Fruit, una empresa que, temerosa por pagar impuestos en Guatemala, empieza una campaña para tildar de comunista a Árbenz.

Vargas Llosa, con muchos aires de libros como “La fiesta del Chivo” e “Historia de Mayta”, sobre todo por el final, reconstruye esta historia a tal punto que, por momentos, el libro parece un manual de historia. Recordemos que Vargas Llosa casi fue un historiador.

Sin embargo, la prosa del nobel peruano aminora la carga histórica para entregar momentos salvajes, indignantes y hasta devastadores, como la conversación entre el doctor García Ardiles y Arturo Borrero Lamas. “Como con tantos otros de la historia de Guatemala, lo más probable es que nunca se aclare nada”, dice el último, cuando todas sus ilusiones están por morir. ¿Cuál es la verdadera historia de ese país y de América? Una pregunta que abre la ficción: tan actual que sigue haciendo ecos en la actualidad.