Para celebrar sus 40 años, los diez últimos en América Latina, el Dakar 2018 ha preparado una edición densa, más larga de lo habitual, con salida en Lima, descanso en La Paz y llegada en la localidad argentina de Córdoba, según desveló hoy el director de la prueba, Etienne Lavigne.
La edición tendrá 14 etapas, dos más que la pasada, y “un recorrido denso, con todos los ingredientes del Dakar pero muy concentrados”, aseguró en una entrevista con Efe Lavigne, que trabaja en los últimos detalles del trazado junto a su director deportivo, el español Marc Coma.
El 6 de enero próximo, el rally se lanzará desde Lima en la tercera visita que efectúa a un país que lo acogió en las ediciones de 2012 y 2013, pero que se había ausentado desde entonces.
Lavigne relató que fue el actual presidente, Pedro Pablo Kuczynski, quien les contactó para volver al país y que el rally conserva un gran recuerdo del “entusiasmo popular” de las ediciones anteriores.
El director del rally reconoció que el anuncio se produce en un momento particular para el país, que vive momentos difíciles a causa de las inundaciones.
“Pero el Dakar puede contribuir a lanzar una mirada positiva de un país que tiene una gran capacidad de levantarse”, señaló Lavigne.
En 2018, Perú tendrá un gran peso en el Dakar, con seis etapas centradas en un desierto que el rally comienza a conocer y que “promete sorpresas interesantes”, en palabras de su director.
De ahí, la caravana dakariana atravesará la frontera hacia el altiplano boliviano, donde la altura volverá a jugar un papel importante.
Será la cuarta incursión del rally en Bolivia, que se consolida como uno de los escenarios de la carrera y que, como ya sucedió este año, no se circunscribe al salar de Uyuni.
El Dakar conoce Bolivia y, en sus rutas, los equipos de Lavigne y de Coma han descubierto territorios para organizar especiales más largas, teniendo en cuenta las especificidades del país, la altura y las condiciones climáticas.
Las fuertes lluvias obligaron en la edición de este año a suspender una especial en Bolivia entre Oruro y La Paz, recordó.
Tras una jornada de descanso en la capital boliviana, el rally bajará al noroeste argentino, rutas ya conocidas del único país que se ha mantenido fiel durante las diez ediciones latinoamericanas.
El calor propio de la zona en esa época del año, que los corredores ya han podido comprobar en las ediciones pasadas, volverá a ser el factor más determinante.
Por vez primera, el Dakar acabará en Córdoba, calificada por Lavigne como “la capital del deporte mecánico en América Latina”, escenario de un multitudinario rally de carreras al que le tomarán prestadas algunas de sus rutas.
Por tercer año consecutivo, Chile, que estuvo en las siete primeras ediciones pero se retiró de la octava, no figura en el tránsito del rally.
El director de la carrera reconoció que hubo contactos, pero que el Gobierno chileno proponía pasar solo por la región de Iquique y no quería asumir las condiciones financieras propias de la organización, por lo que no se llegó a un acuerdo.
Tampoco repite Paraguay, que el año pasado se convirtió en el quinto país en inscribir su nombre en la leyenda del Dakar.
Esos dos países y otros del continente sudamericano pueden volver en el futuro porque, como dice Lavigne, “el Dakar ha encontrado en América Latina un terreno perfecto para expresarse y un público entusiasta”.
Su sueño, confiesa, sería una edición que comenzara en Santiago de Chile y, bordeando el Pacífico, acabara en Cartagena de Indias, lo que supondría agregar otros dos países, Ecuador y Colombia.
Por el momento, se conforma con seguir explorando las tierras que cada vez conoce mejor el rally y donde se ha encontrado “terrenos más difíciles que los de África”, continente al que no renuncia a volver “si algún día se dan las condiciones políticas y de seguridad”.