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“Yo también disfruté mucho, a mí no me gusta perder por nada, pero si vos pierdes con un gran equipo, te vas tranquilo, y yo siempre que vine a jugar al fútbol a Perú vi eso, fútbol bien jugado”, dijo Diego Maradona, la última vez que estuvo en nuestro país por un partido amistoso con exjugadores de la selección bicolor, el 4 de mayo de 2006.
En sus visitas, el fallecido 10 de la selección argentina tuvo más de un anécdota en las canchas peruanas e, incluso, alrededor de ellas.
En diciembre de 1981, el “Pelusa” visitó a Héctor Chumpitaz, más conocido como el “Capitán de América”, en la clínica San Felipe, donde estaba internado por una lesión.”Me habían operado del tendón de Aquiles en la pierna izquierda, estaba internado en la clínica y Boca Juniors había venido a jugar a Lima con Maradona. En eso apareció él, fue a visitarme y saludarme. Me firmó el yeso que hasta ahora lo guardo en mi museo con mucha gratitud”, recordó Chumpitaz para el diario Trome en abril de este año.
En la cancha, Maradona fue derrotado con su equipo Boca Juniors a manos de Universitario de Deportes.
marca. Pero sin duda, el episodio que más ha quedado en la retina de la hinchada peruana, y del que tantas páginas se ha escrito, es aquel encuentro entre la selección argentina y la peruana en el Estado Nacional, por las eliminatorias para el mundial de México 1986.
En aquel partido, que Perú ganó 1-0, se presenció la pegajosa marca del volante Luis Reyna a Maradona, al que no le dejó respirar ni un minuto.
“Reyna fue desmedido, malintencionado, injustificable. Yo creo que hoy por hoy no podría hacerse una marca así ni a mí ni a nadie”, expresó Maradona en una entrevista en junio de este año.
Pero si recordaba mal a Reyna, Maradona cosechó una buena amistad con Nolberto Solano cuando este llegó a Boca Juniors. El ’10′, cariñosamente, le puso de sobrenombre “El maestrito”.
