Correr autos es más que ser veloz: correr autos es todo un trabajo de estudio y estrategia. Ello el piloto Richard Palomino lo ha sabido entender desde el 2002, cuando subió a su primer Toyota Corona y pisó el acelerador para nunca más detenerse. Nacido en Andahuaylas, Apurímac, en una familia de 5 hijos cuya tradición siempre fue correr autos, Richard ha logrado brindar las alegrías más grandes a su tierra; su última gran hazaña fue el título de Caminos del Inca 2018, rally símbolo del Perú.
¿Cómo nació esta pasión por los autos y en especial por las carreras?
La tradición nace porque yo soy de Andahuaylas, de Santa María de Chicmo exactamente. Cuando era pequeño, los autos de carrera pasaban por la puerta de mi casa. Yo subía al techo donde se podían ver las mejores curvas y me dije. “Algún día voy a correr como ellos”. Además, mi papá era agricultor y transportista, así que viajábamos en su camión constantemente.¿Cuándo te diste cuenta de que lo tuyo era competir?
Yo no sabía qué era hoja de ruta o cómo se corría, hasta que conocí un amigo que me vendió un Honda. Entonces, tomé todo con mayor responsabilidad; claro, debía arreglarlo, pero gané 2 años en la categoría Súper Turismo (de Caminos del Inca). Recuerdo que me metí entre los grandes en Pampa Cañahuas, donde llegué 4° en la general.¿Qué tan importante es contar con un buen equipo mecánico a la hora de correr? Una vez me volteé en la entrada de Ayacucho por un desperfecto. Corría con Gustavo Medina y dije: “En qué estamos fallando”. Entonces empecé a analizar qué podíamos hacer, así que decidí contratar mecánicos propios desde el 2012 para ya no depender de terceros.