Los sacrificios que hicieron las 'madres mundialistas' (VIDEO)
Los sacrificios que hicieron las 'madres mundialistas' (VIDEO)

Decía Napoleón Bonaparte que "el porvenir de un hijo es siempre obra de su madre". Si ahora observas (y admiras) a los futbolistas de la que nos clasificó a un después de 36 años, debes saber que detrás de sus éxitos deportivos hay historias de sacrificios que sus madres hicieron por ellos. Sin ellas, hay que decirlo, no hubieran llegado a donde están ahora.

En el programa dominical "Día D", las madres de Jefferson Farfán, Yoshimar Yotún, Miguel Araujo, y Paolo Hurtado contaron todo lo que tuvieron que hacer por sus engreídos. Visto en retrospectiva, una de ellas lo resume así: "Todo nuestro esfuerzo valió la pena", dijo la mamá de Yotún.

Doña Charo

Rosario Guadalupe se ganaba los frijoles bailando música afroperuana por las noches. Al llegar a casa muy temprano, su hijo Jefferson Farfán ya la estaba esperando para que la acompañe a los entrenamientos y a los partidos de su academia y clubes por los que jugaba. 

Aunque presa del cansancio, la madre jamás se negó a acompañarlo. Eso sí, se dormía en las tribunas y solo se levantaba cuando sus amigas le avisaban que su hijo había hecho un gol. "Lo felicitaba y luego me volvía a dormir", contó la popular Doña Charo.

"Tomábamos hasta tres carros para ir de Villa El Salvador hasta Ventanilla. Fui padre y madre y lo saqué adelante sin necesidad de molestar a nadie", agregó la mamá de la 'Foquita'.

A Italia se fue

Cuando Yoshimar Yotún tenía 14 años, vio a su mamá María Flores partir hacia la lejana Italia. Lo hacía para brindarle a él y a su hermana un mejor futuro. Aunque se demoró un año y tres meses para llegar al 'país de la bota', María cumplió su propósito.

"Trabajaba todos los fines de semana y ganaba 600 euros mensuales. Ese dinero les mandaba a mis hijos", cuenta la madre de Yotún, quien también recuerda que antes de enrumbar hacia Europa vendía rifas para costear los pasajes y las indumentarias que su hijo necesitaba.

Así como ellas, Sandra Huertas, la mamá de Paolo Hurtado ("cuando íbamos a los entrenamientos no teníamos nada más que para comprarnos una galleta de animalitos. Eso comíamos hasta llegar a casa") y Marilú Blanco, mamá de Miguel Araujo ("ahorraba cada sol para comprarle unos chimpunes de segunda en Las Malvinas y lavaba ropa ajena") hicieron lo suyo para que sus vástagos alcancen sus sueños. Hoy, solo cosechan lo que en el pasado sembraron. Siembra no exenta de lágrimas y privaciones, desde luego.