Un proceso de licitación puede tomar décadas, dependiendo de la complejidad del proyecto que se pone a disposición de los inversionistas interesados, señaló Carlos Carrizales, socio de Carrizales Infraestructura y Servicios Públicos.
“Los proyectos complejos a nivel internacional toman décadas, tal como es el caso del puente del estrecho de Mesinas, en Italia, que está demorando más de 60 años. El proyecto busca unir la isla de Sicilia con el resto del territorio italiano”, refirió a Correo.
En Perú, según dijo, hay una gran variedad de fórmulas por las cuales el Estado contrata proyectos de infraestructura, compra bienes y servicios, pero el tiempo para poder convocar a una licitación depende de la complejidad del proyecto
Por ejemplo, indicó, que en Perú está el caso del aeropuerto internacional de Chinchero, cuya discusión se inició en 1978, pero hoy se está ejecutando bajo el modelo Gobierno a Gobierno (G2G), con Corea.
Sobre la discusión de si Petroperú debe entrar a explorar y explotar hidrocarburos, indicó que el origen de la situación actual de esta empresa es que no se definió su papel real en el país, si es una simple comercializadora de combustibles o una operadora de campo en el sector de hidrocarburos.
Agregó que la actividad de hidrocarburos es de alto riesgo por lo que “cuando el Estado decide invertir en proyectos de alto riesgo, como es la exploración y explotación de hidrocarburos, tal como es el caso de los lotes de Talara y el 192, sí debe preocupar porque cuando una empresa pública (Petroperú) se endeuda, endeuda a todos los peruanos”.
Riesgo. Carrizales refirió que el gran problema de Petroperú es que en los 90, cuando se privatizó parte de sus activos, no se definió qué clase de empresa debería ser.
“Se hizo una reforma a media, se privatizó y liquidó una parte muy importante de los activos, así como de las empresas que formaban parte del conglomerado de Petroperú, que tenía su propia naviera, tenía una empresa que explotaba petróleo desde plataformas ubicadas en el litoral, las que fueron expropiadas a una empresa norteamericana”, explicó.
Al respecto, dijo que más que discutir si una licitación toma dos años o no (lotes de Talara que se encargarán a la empresa estatal por dos años), se tendría que concluir la discusión sobre qué rol debe jugar Petroperú en los siguientes 50 años.
“Se debe plantear si será una empresa estatal con un plan de negocios, con un presupuesto. La empresa debe tener una orientación de negocio clara como lo tiene Petrobras”, manifestó.
Respecto del desempeño de las empresas privadas comprometidas en la explotación de lotes petroleros, señaló que sería conveniente que el Estado aplique una regulación adecuada en el desempeño de la actividad.
Talara. Sobre la nueva refinería de Talara, el especialista en infraestructura y servicios públicos señaló que es un magnífico ejemplo de lo que implica no tener una definición clara sobre cuál debe ser el rol de Petroperú, si estaba capacitada o no para hacer la transición limpia de la refinería, es decir, obtener combustibles bajo en azufre.
“Es un proyecto que se programó que costaría entre $600 millones y $800 millones, mientras Repsol lo hizo por fases, de forma prudente, sin sobre endeudarse. Ahora todos los peruanos debemos pagar por la refinería”, indicó.
Petroperú se encargará de los lotes I, VI y el Z-69, según dispuso Perupetro, en medio de un proceso muy cuestionado, considerando la delicada situación financiera de esta empresa, que hasta el momento tiene a la espera su ingreso al lote 192, en Loreto