La CAF consultó a 1205 personas mayores de 18 años, de todos los niveles socioeconómicos, residentes en las zonas urbanas y rurales del Perú
La CAF consultó a 1205 personas mayores de 18 años, de todos los niveles socioeconómicos, residentes en las zonas urbanas y rurales del Perú

Alcanzar una meta le significa un gran esfuerzo a la mayoría de peruanos. Según la “Encuesta de capacidades financieras Perú 2019”, de la CAF (banco de desarrollo de América Latina), tres de cada cuatro peruanos se vieron obligados a recortar gastos para hacerse de un ahorro y lograr el objetivo propuesto.

La encuesta, que presentó la Superintendencia de Banca, Seguro y AFP (SBS) en la conferencia “Educación financiera en el Perú”, señala que para cumplir la meta, los peruanos también invirtieron dinero o buscaron nuevas, diferentes o adicionales fuentes de ingreso.

Objetivos

Según la encuesta, cerca de la mitad de los consultados (unos 600), señaló que ahorró porque tiene alguna meta financiera, como comprar o arreglar inmuebles, pagar estudios, abrir un negocio y comprar un vehículo, “que muestra avances significativos en materia social al centrarse la inversión en activos fijos y en capital humano”.

Pero, según el resultado de la encuesta, tener una meta financiera no se refleja en una mayor tasa de ahorro.

Estabilidad

Además, al comparar los resultados de la encuesta que la CAF realizó en 2013, con las del 2019, se concluye que hay un avance en la estabilidad de ingresos, porque pasa de 48% a 74%, lo que implica un factor clave en el aumento de bienestar de los peruanos.

Diana Mejía, especialista senior de Dirección de Análisis y Evaluación Técnica del Sector Privado de CAF, dijo que el esfuerzo hecho para medir las capacidades financieras de los peruanos es crucial para el diseño de programas de educación financiera, en el marco de la Política de Inclusión Financiera, pues permite identificar retos existentes para tomar acciones concretas que impacten en el bienestar financiero de la gente.

Preferencia

La cuenta de ahorros es el producto financiero con mayor penetración entre los consultados, pasando de 19% a 36% (del 2013 al 2019), seguido por las tarjetas de débito y crédito, así como seguros de vida y salud.

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