Envuelto por una concentración digna de un yogui hindú mientras dibuja en su pequeña libreta, encontramos a Alberto Montt, el responsable de aquella ilustración que circula por las redes sociales y hace burla de la forma que tienen los hongos. En su paso por Lima, el autor de Dosis Diarias, el blog que desde 2006 nos regala caricaturas que lo han llevado a convertirse en una popular figura, nos habló de su trabajo y lo importante que es la ironía para comunicar ideas.
Naciste en Ecuador, creciste en Chile y tienes una relación muy estrecha con Argentina, ¿eres un ciudadano del mundo?
No sé si del mundo, pero sí de Latinoamérica. Te digo algo que puede sonar demagógico: cuando llego a una ciudad, sea Buenos Aires, México D.F o Lima, me siento como en casa. Suena un poco ridículo, pero no puedo negarlo.
¿En qué momento encontraste tu estilo para dibujar?
No es algo que se encuentra, creo que en la costumbre se configura un lenguaje con símbolos y elementos que se van repitiendo y, en ese proceso, se genera un cierto estilo que es complejo. Si ves las primeras viñetas de mi blog en 2006, son muy distintas a las que hago ahora, y espero que sean diferentes a las que realice en cinco años.
¿Te sientes más cómodo trabajando a la manera tradicional o con el uso de tecnologías?
Es alucinante dibujar en papel o en una computadora, aunque es más cómodo con el uso de tecnologías porque te permite modificar y resolver problemas para encontrar un resultado puntual. Sin embargo, la manera tradicional me hace más feliz, pues mi dibujo no requiere perfección.
Cuando fundaste tu blog, ¿lo hiciste por la necesidad de publicar lo que no te permitían en revistas, periódicos y libros infantiles?
Por más que ames tu profesión, eventualmente todo puede resultarte monótono y repetitivo, sobre todo cuando trabajas para otro termina siendo muy aburrido. Mi diario virtual fue una forma de reencontrarme con la ilustración, para realizar imágenes y exponer ideas que no podía plasmar en libros de otros.
La ironía y el sarcasmo son tus características, ¿qué tan difícil resulta usarlo ante un hecho cotidiano?
El humor en general es una herramienta eficiente para comentar ideas y hablar de lo que te importa. Desde esa perspectiva, es la mejor forma de criticar aquello que hay que criticar. Las ideas están en mi cerebro a manera de cajones, y estos se abren y van mezclando ideas que quizá en un inicio pueden parecer inconexas, pero que de pronto encuentran un hilo conductor.
¿Internet es la plataforma ideal para que jóvenes ilustradores muestren su trabajo?
Antes tenías que hacer un dibujo, luego irte al periódico para que te acepte el material; hacer el trabajo por un año en el mismo medio para luego llevar tu obra a una editorial y que lo acepte. Publicarlo, distribuirlo en las tiendas, que el público llegue y que tu material viaje a otro país. Es todo un proceso.
Tus personajes favoritos son Dios y el diablo. ¿Cómo hacer ironía en una sociedad católica como la de Latinoamérica?
Hago humor con honestidad. Si la gente se siente transgredida u ofendida no me importa porque esa idea de que lo sagrado no se puede ser tocado por la crítica me parece absurda y anacrónica, pues todo lo sagrado debe estar sujeto a crítica, incluso para que la gente reivindique su creencia. Yo ataco ideas, no ataco personas.
Vivimos en una sociedad de consumo que no consume arte, ¿qué hacer para revertir esta situación?
La palabra arte está muy sobrevalorada. El arte está en lo cotidiano, nos hace falta entender que no solo se encuentra en la pintura colgada en la pared o en la escultura sobre un pilar. Lo que hay que hacer son políticas que fomenten el uso y la apreciación de la expresión del otro, esto es básico para fomentar el consumo masivo de arte.