Alberto Quirola: "“El niño tiene derecho de acceder a la música”"
Alberto Quirola: "“El niño tiene derecho de acceder a la música”"

A 51 km de Lima, en San Bartolo, hogar de playas hermosas, un hombre de 65 años llamado Alberto Quirola da rienda suelta a su felicidad: enseñar música clásica a niños de bajos recursos. “Es lo que siempre quise hacer”, revela muy sonriente desde el Centro Solidario San Pedro Apóstol donde sus clases son reflejo puro de disciplina, fe y mucha pasión.

¿Desde cuándo viene su vínculo con la música clásica?

Mi abuela la escuchaba y yo me sentaba a su lado con mucho placer. Mi padre era escenógrafo del Teatro Municipal y del Teatro Segura de Lima. Recuerdo que entre 1954 y 1975 vi grandes directores, orquestas con músicos de la posguerra mundial. Es decir vi y escuché maravillas.

¿Y cómo aprende a tocar piano?

Mi mamá tocaba piano. Yo tan solo jugueteaba en el teclado, pero guardé en la memoria la fantasía pianística de mi madre. Era un espectáculo. Luego aprendí de manera empírica. No estudié música hasta pasar los 40 años.

¿Por qué la demora?

Era una situación difícil. Cuidaba de mi madre y hermana con discapacidad. Mi tiempo era para su cuidado y el trabajo. Así fue hasta que en 1991 ellas fallecen y tras el dolor, decidí estudiar música. No con el canto ni la guitarra, sino con lo que siempre quería hacer: tocar piano. Tuve profesores como Augusto del Prado que estudió en la Scala de Milán y luego con el tenor Camilo Valencia.

¿De ahí se hace profesor?

Justo mi maestro Valencia me aconsejó enseñar fuera de Lima porque había mucha gente allá. Empecé en las chacras de Lurín con un piano viejo. Era difícil por la humedad y los mosquitos, pero con la música todo se supera. Tengo alumnos que trabajaban en el campo y ahora son grandes profesionales y personas.

¿Qué les pide a sus alumnos?

Ganas de aprender, mucha disciplina, puntualidad, respeto y buena comunicación con sus padres. No solo nos preocupamos por el lado musical sino familiar, por enseñar valores.

Para que esto funcione el compromiso es de los papás, el alumno y el profesor que soy yo.

¿Cuántos estudiantes ha tenido hasta hoy?

A más de 400 alumnos. Empecé en Lurín en el 2000 y en el Centro Solidario San Pedro Apóstol desde el 2003 a la fecha. Hemos realizado más de 40 conciertos.

¿Qué otra cosa le gustaría cumplir?

Cuando muera me gustaría cantarle a Dios. Ahora soy feliz como maestro. Enseñamos piano, guitarra, violín, canto, etc. Vienen alumnos de Chilca, Pucusana, Punta Negra, Punta Hermosa, de todas partes. Los talleres cuestan S/.30 y es una buena alternativa porque en Lima cuestan caro. Otra cosa importante: se habla de derechos humanos, de la mujer, pero creo que debemos resaltar que el niño tienederecho de acceder a la música.

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